Encuadre
29 de septiembre de 2023
UNA Europa. El sueño de un campus universitario transnacional
Por: Isabel Durán Giménez-Rico
En junio de 2015 el rector de la Universidad Complutense de Madrid, Carlos Andradas, me concedió el inmenso honor de nombrarme vicerrectora de Relaciones Internacionales. Comenzó entonces una aventura profesional fascinante que me llevó por toda América Latina y por otras partes del mundo forjando y firmando convenios de colaboración internacional, gestionando programas académicos allende nuestras fronteras, asistiendo a reuniones internacionales de alto calado y llevando el nombre de la Complutense por el mundo. El mejor bagaje de esta experiencia fue, como casi siempre, las relaciones personales e institucionales porque eso es lo que perdura más allá de los mandatos temporales.
Uno de los programas internacionales que llevamos a su máximo esplendor entre 2015 y 2019 fue la Unión Iberoamericana de Universidades (UIU; ver pp.
XXXX de este número); un sueño de cooperación iberoamericana ya que es una alianza estratégica integrada por la Universidad Complutense de Madrid (UCM), la Universitat de Barcelona (UB), la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), la Universidad de Buenos Aires (UBA) y la Universidade de Sao Paulo (USP), con el objetivo de ser un think tank de alta calidad científica, referente internacional para beneficio del reconocimiento de sus científicas y científicos, docentes y estudiantes, así como para el desarrollo de la cultura iberoamericana en el mundo. No voy a hablar en estas líneas de la UIU, aunque siempre estaré agradecida a esa alianza por cómo ha engrandecido la internacionalización de la UCM, pero sí deseo expresar que la UIU también me hizo conocer a la UNAM en profundidad y a mi homólogo, Francisco Trigo, con quien mantengo una hermosa amistad académica en la distancia desde que dejé mi cargo en 2019.
UNA DE LAS FORTALEZAS DE NUESTRA ALIANZA ES SU DIVERSIDAD
LOS ORÍGENES DE UNA EUROPA
Hoy me centraré en otro sueño, esta vez europeo. Todo empezó en 2017, un 29 de septiembre, en Oxford. Había acudido a esta ciudad inglesa como vicerrectora de Relaciones Internacionales de la UCM para participar en la celebración del vigesimoquinto aniversario de Europaeum (
https://europaeum.org/), una red de diecinueve universidades a la que pertenece la UCM. En uno de los recesos entre sesiones académicas me abordó Maria Gravari-Barbas, mi homóloga en la Universidad de París 1, Pantheon Sorbonne, y me habló de otro proyecto universitario europeo que recientemente había presentado en el Parlamento Europeo el presidente francés, Emmanuel Macron, y al que la Sorbona quería unirse junto a la UCM. Su universidad —me dijo— ya había contactado a otras tres de gran prestigio: la Libre de Berlin, la KU Leuven de Bélgica y la Universidad de Bolonia. Tras horas de conversación motivadora e ilusionante consulté el asunto con el rector, quien inmediatamente me dijo: “estamos dentro”. La alianza ya estaba en marcha. Éramos cinco prestigiosas universidades que compartíamos los siguientes elementos:
- Llevamos casi mil años educando a Europa.
- Somos universidades arraigadas en nuestras ciudades y culturas.
- Estamos inextricablemente vinculadas a la tradición intelectual europea.
- Individualmente somos universidades grandes y generalistas, y estamos entre las principales universidades de investigación en cada uno de nuestros países, con reputación y alcance mundial.
- En conjunto educamos a más de trescientos cincuenta mil estudiantes en nuestros cinco campus.
- Una de las fortalezas de nuestra alianza es su diversidad.
- Esa diversidad se sustenta en principios comunes: interdisciplinariedad, internacionalización, innovación, interacción, inclusión e impacto.
- Estamos comprometidas con la promoción de los valores europeos fundamentales, entre los que se encuentran promover la paz; ofrecer libertad, seguridad y justicia sin fronteras interiores; lograr un desarrollo sostenible; proteger y mejorar la calidad del medio ambiente; promover el progreso científico y tecnológico; combatir la exclusión social y la discriminación; fomentar la justicia y la protección sociales; reforzar la cohesión económica, social y territorial y la solidaridad entre los países de la UE, y respetar la riqueza de su diversidad cultural y lingüística (ver https://european-union.europa.eu/principles-countries-history/principles-and-values/aimsand-values_es).
En la Cumbre de Gotemburgo de noviembre de 2017, los líderes de la Unión Europea (UE) expusieron dentro de la iniciativa Universidades Europeas una visión de la educación y la cultura. En sus conclusiones de diciembre de 2017, el Consejo Europeo pidió a los estados miembros, al consejo mismo y a la comisión, que presentaran una serie de iniciativas, entre ellas la de reforzar en toda la UE las asociaciones estratégicas entre instituciones de enseñanza superior (IES) y promover la constitución, hacia 2024, de una veintena de universidades europeas que serían redes de universidades de toda la UE. Esto último permitiría a los estudiantes graduarse combinando periodos de estudio en varios países de la UE y contribuiría a una mayor competitividad internacional de las universidades europeas (Comisión Europea, 2021). El objetivo era educar a una nueva generación de europeos, capaces de cooperar y trabajar dentro de las diferentes culturas tanto europeas como mundiales, en diferentes idiomas y más allá de las fronteras, sectores y disciplinas académicas. Estas alianzas transnacionales —concluían— serían las universidades europeas del futuro.
En febrero de 2018 los representantes de las cinco universidades europeas inicialmente integrantes de la alianza (todavía no habíamos acordado su nombre) —la UCM de España, la Università di Bologna de Italia, la Universidad de París 1, Panthéon-Sorbonne de Francia, la Universidad Libre de Berlín de Alemania y la KU Leuven de Bruselas, Bélgica— nos reunimos en la Sorbona para debatir sobre las perspectivas de la creación de una universidad europea. El nombre no fue difícil de elegir entre varias propuestas: UNA Europa (Universities Alliance, Europa) que cobraba en español un doble significado más allá del acrónimo en su acepción de numeral que sugiere unicidad y unidad.
Además de los rasgos que nos hermanaban, la convicción que nos motivaba a las cinco instituciones es que, para fomentar el desarrollo estructural del Espacio Europeo de Educación Superior (EEES), así como para reforzar los vínculos entre la investigación y la educación, es esencial la necesidad de crear asociaciones a largo plazo, sostenibles, sólidas y dinámicas entre las instituciones europeas de educación superior. Y es que las universidades son vectores apropiados para una nueva ambición europea, ya que apoyan los valores europeos y preparan a los talentos del mañana.
UN GRAN CAMPUS TRANSNACIONAL
Las cinco universidades ya contaban con un amplio historial de cooperación a través de acuerdos para el intercambio de estudiantes, dobles titulaciones y cotutela de tesis doctorales, así como la participación conjunta en proyectos y redes financiados por Europa. Pero más allá de estos estrechos vínculos, el proyecto de una universidad europea aspiraba a crear una asociación innovadora basada en la sinergia de las disciplinas en programas conjuntos y proyectos de investigación, desarrollo e innovación (I+D+i). Los estudiantes de las universidades europeas, además, podrían seguir un plan de estudios integrado en varios países e idiomas. Así, durante la cumbre inaugural de París, los cinco rectores y sus equipos exploramos los diferentes tipos de acciones prácticas que debían emprenderse en materia de educación, investigación e innovación a través de la movilidad de estudiantes y personal, titulaciones conjuntas, cooperación en el marco de convocatorias y redes europeas, eventos académicos concelebrados y proyectos de investigación sobre temas interdisciplinarios. Las cinco universidades firmamos una carta de intenciones y establecimos una agenda de trabajo que podría conducir, en etapas sucesivas, a la construcción de una universidad europea. Para dar una breve idea de lo que se expresaba en esa carta de intenciones citaré sólo el primer apartado:
Las cinco universidades establecen esta Carta de Intenciones para fomentar la cooperación internacional en materia de educación e investigación, con el fin de conseguir:
- Una voz conjunta y coordinada tanto en el debate como en el posicionamiento internacional de los grandes temas que afectan y son compartidos por estas cinco universidades públicas europeas, con características y objetivos similares.
- El desarrollo de acciones conjuntas, especialmente en el marco académico y con presencia internacional, incluyendo redes y asociaciones universitarias internacionales.
- La promoción de un europeísmo académico transnacional y del multilingüismo.
En definitiva, se trataba de generar un nodo de instituciones científicas de alta calidad con base europea, capaces de establecer una coalición de referencia internacional que se beneficie del reconocimiento de sus científicos, docentes y estudiantes, y que beneficie también al desarrollo de la cultura europea en el mundo.
En la citada reunión fundacional en París también se empezó a trabajar sobre la base de las disciplinas que eran comunes para, al menos, tres de las cinco universidades, basándose en el mapeo de las disciplinas existentes en las universidades asociadas. Varias disciplinas (derecho, humanidades) eran comunes a todas las universidades; muchas otras (ciencias, medicina) lo eran por lo menos en tres. También se decidió poner en marcha un programa común sobre empresa y sostenibilidad (
Sustainable Enterpreneurship), y otro sobre Europa como tema interdisciplinario de estudio, dado que los estudios europeos son fundamentales para poner de relieve tanto los valores específicos del continente; cultura, patrimonio, otros más, así como los retos enfrentados hoy en día (trabajo, inmigración, demografía, crisis climática y más). Finalmente se decidió organizar una primera reunión de decanos y decanas cuyas facultades albergan estos estudios en las cinco universidades, principalmente de humanidades y ciencias sociales, para definir más específicamente los temas. La universidad de Lovaina fue la anfitriona de esta intensa reunión decana que tuvo lugar en junio de 2018 y que fue el germen académico definitivo para la puesta en marcha de los proyectos y las acciones conjuntas que acabarían creándose. Mientras tanto, las cinco universidades empezamos a organizar actividades conjuntas que nos sirvieran de preparación para trabajar como un campus transnacional (escuelas de verano, seminarios de doctorado) y también se organizó una
staff week conscientes de que para lograr que esta alianza funcionara el involucramiento del personal de administración y servicios era tan importante como el del personal docente e investigador.
Tras la celebración de la Cumbre de Gotemburgo ya se sabía que la UE, a través de Erasmus+, iba a lanzar una convocatoria KA
2 (
Key Action 2) llamada
European Universities a la que, evidentemente, teníamos que presentarnos pues se anunciaba la financiación de treinta millones de euros durante tres años, repartidos entre un número indeterminado de alianzas. Entre los requisitos que se informaban en reuniones previas a la convocatoria, una condición primordial era una amplia cobertura geográfica de las alianzas. Conscientes de que en la alianza de cinco habíamos descuidado el norte y el este de Europa, invitamos a las universidades de Cracovia (Polonia) y Edimburgo (Reino Unido) a unirse a UNA Europa, algo que aceptaron de inmediato pues ya por entonces todas las grandes universidades de Europa estaban empezando a buscar su inclusión en alianzas regionales. Pasamos así a ser una alianza de siete universidades que empezábamos a vislumbrar como un gigantesco campus transnacional [ver recuadro].
UNA Europa hoy
Actualmente UNA Europa es una alianza de once universidades. Dos años después del periodo de génesis y creación que se describe en el presente artículo, se añadieron otras cuatro prestigiosas universidades (ver: https://www.una-europa.eu/about):
- University College Dublin, Irlanda.
- Helsingfors Universitet, Finlandia.
- Universiteit Leiden, Países Bajos.
- Universität Zürich, Suiza.
Fue entonces cuando se iniciaron seis meses de frenética actividad entre las siete universidades para elaborar el proyecto que presentaríamos a la convocatoria KA
2. Sabíamos que, dada la importancia de las siete universidades agrupadas, teníamos la obligación de ser una de las alianzas seleccionadas para el programa piloto a lo largo de 2019.
El
modus operandi para la elaboración del proyecto fue un modelo de colaboración internacional y de trabajo en equipo en el que, tras las reuniones locales de cada vicerrectoría con su equipo de trabajo (en el caso de la UCM, la necesaria colaboración entre el vicerrectorado de Relaciones Internacionales y el de Investigación fue constante y muy fructífera), todo se ponía en común con el resto de las universidades mediante correos electrónicos, reuniones virtuales a siete bandas y reuniones presenciales siempre inspiradas por una alta dosis de ilusión. Así, semana a semana, mes a mes, reunión tras reunión, fuimos elaborando
Work Packages y definiendo las titulaciones conjuntas que propondríamos en nuestro proyecto. Finalmente configuramos un proyecto de casi cien páginas, cuyo objetivo final se describió como la creación de un campus europeo aplicando y probando modelos de cursos y programas conjuntos y planes de movilidad innovadores y mejorados, centrándose en cuatro áreas principales de colaboración: patrimonio cultural; estudios europeos; sostenibilidad e inteligencia artificial y ciencia de los datos.
En el caso de los estudios europeos se proyectó la puesta en marcha de un grado de tres años y en el resto de las áreas se proponían titulaciones de maestría, doctorado o formación permanente, según los casos. En todos ellos, los principios que debían guiar el diseño de los contenidos eran: multilingüismo, multidisciplinariedad, integración de la investigación en la educación, integración del espacio de aprendizaje físico y virtual, participación de las comunidades locales, promoción de los valores comunes europeos y centrarse en las habilidades transferibles (conciencia intercultural, resolución de problemas y habilidades empresariales, entre otras). La alianza se describía en el proyecto como un laboratorio vivo que desarrollaría formatos innovadores conjuntos (JIF por sus siglas en inglés) para la educación y la movilidad, combinando la enseñanza y el aprendizaje presencial, mixto y en línea. Además, el diseño de cursos y planes de estudio, basado en la investigación, implicaba una tasa de movilidad estudiantil del cien por ciento. Así quedó redactado el resumen del proyecto:
Las incubadoras académicas internacionales pretenden desarrollar y poner en marcha Grados conjuntos en Estudios Europeos y en Sostenibilidad, un doctorado conjunto en Patrimonio Cultural y títulos de Formación Permanente en Ciencia de Datos e Inteligencia Artificial, Patrimonio Cultural y Sostenibilidad. Los JIFs (Joint International Formats) para la movilidad se pondrán a prueba simultáneamente. Como centros de conocimiento de referencia, las incubadoras conducirán a un Campus Internacional que ofrecerá grados, másteres y doctorados multilaterales. Como ecosistema universitario europeo, UNA Europa construye comunidades, facilita modelos modernos de administración y contribuye a las políticas nacionales y de la UE optimizando la normativa, lo que conduce a un EEES unido y competitivo.
Tras largos meses de trabajo, por fin llegó el día de presentar el proyecto el 28 de febrero de 2019, aunque antes y después de esta fecha UNA Europa ya estaba en marcha demostrando estar exultantemente viva y llena de energía. En apenas dieciocho meses habíamos celebrado dos seminarios doctorales (sobre patrimonio en la UCM y sobre sostenibilidad en Berlín); dos congresos sobre museos y patrimonio (Lovaina y París), una mesa redonda sobre investigación (París), un congreso de estudiantes (Lovaina) y una escuela de verano (El Escorial, Madrid).
El 26 de junio de 2019, la Comisión Europea anunció por fin las IES de toda Europa que formarían parte de las primeras alianzas de Universidades Europeas. Supimos entonces que de las cincuenta y cuatro candidaturas recibidas, se seleccionaron diecisiete Universidades Europeas, en las que participábamos ciento catorce IES de veinticuatro estados miembros, sobre la base de una evaluación realizada por veintiséis expertos externos independientes, entre ellos rectores, profesores e investigadores nombrados por la Comisión.
¡UNA Europa era una de esas diecisiete! (Comisión Europea, 2019; incluye la lista de las otras dieciséis iniciativas seleccionadas). Cada alianza recibiría una significativa subvención durante los siguientes tres años, con el fin de empezar a poner en funcionamiento sus proyectos y allanar el camino a otras instituciones de enseñanza superior de toda la UE. Era el principio de un sueño que empezaba a parecer posible. Las Universidades Europeas, declaraba la resolución:
[…] pasarán a ser campus universitarios entre los que los estudiantes, los doctorandos, el personal y los investigadores podrán desplazarse sin problemas. Pondrán en común sus conocimientos especializados, plataformas y recursos para elaborar planes de estudios o módulos conjuntos que abarquen varias disciplinas. Estos planes de estudios serán muy flexibles y permitirán a las y los estudiantes personalizar su educación (de forma que puedan elegir lo que quieran estudiar, en dónde y cuándo) y obtener un título europeo. (Comisión Europea, 2019)
Tibor Navracsics, comisario de Educación, Cultura, Juventud y Deporte de la UE, manifestó que las primeras diecisiete Universidades Europeas, serían un modelo para otras en toda la UE:
Permitirán a las próximas generaciones de estudiantes vivir la experiencia de Europa estudiando en distintos países. Estoy convencido de que esta iniciativa, que es un elemento clave del Espacio Europeo de Educación, supondrá un verdadero punto de inflexión en la enseñanza superior en Europa e impulsará la excelencia y la inclusión. (Comisión Europea, 2019)
EL PRIMER GRADO EUROPEO
Ya sólo faltaba seguir trabajando para convertir el proyecto en realidad. Una realidad que se ha puesto en marcha durante el curso 2022-2023, con el primer Bachelor of Arts in European Studies (BAES:
https://ghum.kuleuven.be/EN/baes), único grado europeo hasta la fecha.
Los alumnos y alumnas ya han comenzado sus estudios en una de las cuatro universidades que otorgarán conjuntamente el título (la UCM, KU Leuven, Università di Bologna y la Jagiellonian University de Cracovia) y podrán diseñar a lo largo de tres años un itinerario de movilidad sin precedentes por las cuatro sedes mencionadas. Una experiencia de aprendizaje que también podrá incluir semestres de movilidad en cualquiera de las otras universidades integrantes de UNA Europa, pues todas han colaborado en el desarrollo de este innovador programa al que seguirán otros similares, enfocados en otras áreas de conocimiento (Saura, 2022).
EL SUEÑO DE UN CAMPUS EUROPEO YA ES REALIDAD. OJALÁ SIRVA DE INSPIRACIÓN PARA UNIVERSIDADES DE AMÉRICA LATINA
El sueño de un campus transnacional europeo ya es realidad. Ojalá este modelo de colaboración sirva de inspiración para aventuras académicas similares entre universidades de América Latina.