Encuadre
29 de septiembre de 2023
La promesa y la recompensa. La asociación de investigación entre la UNAM y el Discovery Partners Institute
A finales de 2022, sólo un mes después de que el Sistema de la Universidad de Illinois (SUI) abriera su primera oficina internacional en la UNAM, en Ciudad Universitaria, ambas instituciones pusieron en marcha un nuevo programa transfronterizo. Con inversiones iguales de cien mil dólares, proporcionaron fondos semilla para cinco proyectos de investigación realizados conjuntamente en los temas de alimentación, salud, energía, agua y medio ambiente. Enrique Graue Wiechers, rector de la UNAM, y Timothy Killeen, presidente del SUI, anunciaron la alianza con optimismo por su promisorio futuro, y expresaron su deseo de ver resultados en estas propuestas de investigación.
Las y los investigadores colaboran habitualmente con otras personas fuera de sus propios campus e incluso de sus propios países, conscientes de que el trabajo colaborativo es crucial para resolver los complejos problemas actuales. Del mismo modo, las universidades promueven las colaboraciones internacionales pues reconocen los beneficios del trabajo conjunto entre personal académico de distintos países y de diversas disciplinas, pero pocas han ido tan lejos como la Universidad de Illinois, que tiene su propia organización dedicada a crear y mantener asociaciones académicas y empresariales de esa naturaleza.
El
Discovery Partners Institute (DPI), con sede en el distrito financiero de Chicago, tiene la misión de reunir a universidades de categoría mundial, laboratorios públicos y empresas del sector privado para convertir tecnologías de vanguardia en soluciones para la vida cotidiana. En la práctica, eso significa financiar la investigación y el desarrollo, formar talentos tecnológicos y fomentar empresas emergentes. El DPI se inició como un centro de innovación público-privado en 2017, siendo gobernador de Illinois el republicano Bruce Rauner, para hacer que ese estado fuera más competitivo en una economía mundial cada vez más intensamente impulsada por la tecnología. Posteriormente el estado comprometió doscientos treinta y cinco millones de dólares en fondos de capital en 2020 con el gobernador J. B. Pritzker, un demócrata, para erigir la instalación permanente del DPI en Chicago.
Mientras tanto, bajo el liderazgo de Killeen, el SUI ha ampliado su alcance en México, que comenzó en 2016 con un acuerdo con el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACYT), para apoyar los estudios de doctorado de diez estudiantes mexicanos al año en los tres campus del SUI.
La Universidad de Illinois lanzó la Iniciativa de Estudiantes Mexicanos y México-Americanos (I-MMÁS; ver
UNAM Internacional 3, pp. 320-327) en 2021 para aumentar la inscripción de estudiantes mexicanos, así como las asociaciones académicas y de investigación con universidades, agencias gubernamentales y la industria privada en México. Estos esfuerzos parecen muy lógicos ya que la zona metropolitana de Chicago tiene la segunda mayor población de inmigrantes de México en Estados Unidos —sólo por detrás de Los Ángeles— y los latinos constituyen ahora el mayor grupo minoritario tanto en la ciudad de Chicago como en todo el estado de Illinois.
“Subrayo la importancia de contar con foros como el DPI, donde se discuten ideas de investigación científica y oportunidades de negocio y, lo más importante, se ponen a disposición los medios para hacerlas realidad”, afirma Francisco Trigo, coordinador de Relaciones y Asuntos Internacionales de la UNAM, y completa, “este tipo de foros son prueba viva de la importancia de la internacionalización de nuestra universidad”.
Por su parte, Pradeep Khanna, vicerrector ejecutivo asociado de relaciones corporativas y desarrollo económico de la Universidad de Illinois Urbana-Champaign, dice: “Estamos encantados de que la UNAM, nuestro socio de educación superior a largo plazo, se haya unido al DPI. Esto proporcionará nuevas oportunidades de colaboración para nuestro profesorado y nuestros estudiantes”.
La red mundial del DPI está creciendo. A principios de este año, el laboratorio de aceleración de partículas DESY de Alemania se asoció con el DPI para comercializar sus respectivas investigaciones. Otros socios internacionales del DPI incluyen a universidades de India, Israel, Singapur, Taiwán y el Reino Unido, así como a la propia Universidad de Chicago, a la Universidad Northwestern, al Instituto de Tecnología de Illinois, al Laboratorio Nacional Argonne y al Laboratorio Nacional de Aceleradores Fermi, todas estas instituciones en el área metropolitana de Chicago.
Hasta ahora, el DPI ha apoyado más de veinte proyectos de investigación con financiación inicial y, aunque cada uno está dirigido por científicos de la Universidad de Illinois Urbana-Champaign o de la Universidad de Illinois Chicago, se profundizan con la inclusión de socios externos. El Sistema de Vigilancia de Aguas Residuales de Illinois es el mejor ejemplo de cómo la colaboración da frutos. Formado en los primeros meses de la pandemia, el equipo de vigilancia de aguas residuales gestionado por el DPI reunió a expertos de media docena de organizaciones para detectar niveles del virus SARS-CoV-2, causante de la COVID-19, en aguas residuales sin tratar y así poder proporcionar a las autoridades de salud pública datos oportunos y confiables que orienten sus políticas públicas. Cada socio resulta esencial en este proyecto. Más de setenta y cinco depuradoras municipales de Illinois toman muestras dos veces por semana; se envían a un laboratorio microbiano de la Universidad de Illinois Chicago y se analizan en busca de fragmentos reveladores del virus excretado por las personas que lo adquirieron. Posteriormente, el Laboratorio Nacional Argonne secuencia el ADN para identificar las variantes presentes y la Universidad Northwestern colabora en el modelado y análisis de los datos. Al final, los resultados son publicados en línea por los departamentos de salud pública de Illinois y Chicago, y se incorporan a la base de datos nacional de la COVID-19 que mantienen los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos. De hecho, a principios de 2023, el DPI empezó a publicar también los resultados de las pruebas en su propio tablero.
Ese sistema de vigilancia ha ampliado su alcance para hacer un seguimiento de otras enfermedades transmisibles como la gripe, el virus respiratorio sincicial (VSR) y la poliomielitis. Además, a través de un proyecto independiente, el equipo del DPI está trabajando con un importante hospital de Chicago, el Centro Médico de la Universidad Rush, para descubrir la presencia de microorganismos resistentes a los antibióticos potencialmente mortales en instalaciones de cuidados a largo plazo. En total, el Sistema de Vigilancia de Aguas Residuales de Illinois ha recibido más de veinte millones de dólares de financiación y el año pasado ganó el Premio a la Innovación de Chicago.
Bill Jackson, director ejecutivo del DPI considera que:
a menudo oímos decir que el todo es mayor que la suma de sus partes y, en este caso, eso es definitivamente cierto. No habríamos alcanzado el éxito que hemos logrado —ni proporcionado este bien público— sin la colaboración de todos nuestros socios para crear este ecosistema sólido y resistente.
Aunque se encuentran en fases más tempranas, los demás equipos del DPI trabajan en proyectos con vehículos autónomos, robótica, inteligencia artificial, diagnósticos y tratamientos sanitarios, cambio climático e infraestructuras, entre otras áreas de investigación.
El DPI también ha contratado a investigadores en una plantilla que ya supera los setenta empleados. Ellos también creen en el trabajo en equipo. Uno de ellos, por ejemplo, forma parte de un consorcio multiuniversitario que acaba de recibir una subvención de siete y medio millones de dólares de la Fundación Nacional de la Ciencia para mejorar las pasarelas científicas, plataformas en internet que permiten a investigadores de varias organizaciones colaborar compartiendo datos y métodos computacionales protegidos de piratas informáticos. Otro dirige un grupo de científicos de cinco universidades de Estados Unidos y tres de la India que han obtenido una subvención de un millón y medio de dólares de la Fundación Nacional de la Ciencia, para emplear modelos meteorológicos y climáticos con el fin de predecir cómo afectará el cambio a los vehículos eléctricos, a la calidad del aire urbano y a la salud pública.
La diversidad de experiencias y antecedentes puede enriquecer la investigación. También puede enriquecer a las organizaciones y a las sociedades y es una de las principales razones por las que el SUI ha puesto en marcha programas para acoger a más estudiantes mexicanos en sus universidades.
Guillermo Pulido, director de la UNAM Chicago, recuerda su participación en un programa de dos días organizado por el DPI en el verano de 2022: “Fue una magnífica oportunidad para interactuar con las partes interesadas y abogar por políticas más inclusivas, lo que podría significar ampliar las asociaciones quizás a universidades de Sao Paulo y Buenos Aires”.
Cada uno de los nuevos proyectos de investigación financiados por la UNAM y la Universidad de Illinois empareja a un profesor de México y a otro de Illinois y les proporciona cuarenta mil dólares a lo largo del año para sostener su trabajo. Sus consultas van desde biosensores basados en la saliva para predecir la periodontitis y los cánceres orales hasta la conversión de nitrato residual en amoníaco. Los equipos compartirán sus hallazgos a finales de 2023. ¿Habrá una segunda ronda de proyectos conjuntos el año próximo? A juzgar por el entusiasmo que han manifestado al ampliar su colaboración, los directivos de la UNAM y de la Universidad de Illinois parecen estar de acuerdo. En su discurso de apertura a los participantes de un simposio bilateral sobre energía el año pasado, Graue dijo: “Esperamos marcar el inicio de muchas otras actividades. […] El Dr. Killeen y yo estamos convencidos de que trabajar juntos es la mejor manera de potenciar la investigación, la educación y el desarrollo bilateral”.