Encuadre
31 de marzo de 2023
El español y el inglés: ¿Lenguas incluyentes? Esbozo de análisis contrastivo
Por: Erika Erdely Ruiz y Héctor García Chávez
Con las discusiones respecto de la equidad de género han surgido una serie de prácticas lingüísticas en inglés y en español que han generado por un lado movimientos en pro de la visibilización de la mujer y de las personas no binarias (las que no se identifican con lo femenino ni con lo masculino) y por otro lado reacciones de rechazo hacia dichas prácticas. ¿Quién no se ha sorprendido ante el uso de palabras como amigues o latinx que además de raras nos plantean una serie de incógnitas respecto de hasta dónde podemos llegar en el afán de tener un lenguaje inclusivo?
Vamos a observar cómo el inglés y el español ofrecen estrategias a veces similares y a veces distintas para lograr el efecto de comunicar inclusividad o, al menos, de mitigar el sesgo de género. Para ello abordaremos algunos elementos lingüísticos desde el nivel sintáctico, léxico y discursivo que tienen que ver con la referencia al género femenino y masculino, así como algunas opciones neutras que permiten incluir a personas que no se identifican con ninguno de esos dos géneros.
¿Cómo marcamos género en inglés y en español?
Desde el punto de vista morfosintáctico, el inglés y el español difieren mucho en la marcación de género gramatical. Mientras que el español lo marca en artículos, sustantivos y adjetivos, el inglés sólo lo hace a través de los pronombres, esas pequeñas palabras que aparecen en lugar de los nombres (de ahí el prefijo pro-nombre), entonces en lugar de Mary, digo she, o en lugar de Edward, uso
he.
Observemos cuatro tipos de pronombres: los personales, los posesivos, los de objeto directo y los de objeto indirecto, con el fin de comparar cuántos y cuáles existen en inglés y en español para referirse a una tercera persona y qué opciones tenemos en ambas lenguas para referirnos a alguien de forma neutral, es decir, sin marcar género.
Tabla 1. Cuadro comparativo de pronombres en español e inglés
Pronombres
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Español
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Inglés
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Personales
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él, ella, ellos, ellas
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he, she, they
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Objeto directo
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lo, la, los, las
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him, her, them
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Objeto indirecto
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le, les
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to him, to her, to them
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Poseesivos
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su
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her, his, their
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En el caso de los pronombres personales, tanto inglés como español marcan la diferencia entre hombres y mujeres:
él, ella, ellos, ellas, son los pronombres personales en cuestión a los que ahora se suma una nueva propuesta de agregar dos, elle, elles, como una especie de pronombre unisex, propuesta que no ha tenido eco todavía en las gramáticas, pero que empiezan a usar algunos actores en el ámbito universitario. En inglés se marca género solamente en los casos singulares:
he/she, pero para el plural tienen un solo pronombre, they, que es genérico. Lo que interesa aquí es que en el caso del inglés el plural they es neutral y es esta la razón por la que se ha estado utilizando para referirse, en singular, a una persona que no se identifica con ninguna de las opciones
he/she. De esta forma las personas pueden hacer una elección que no se restrinja a la opción binaria masculina/femenina:
Cindy is a graduate student. They have a Bachelor degree in Science.
Con esta nueva tendencia, en las instituciones universitarias estadounidenses se ha extendido la práctica de hacer explícitos los pronombres con los que cada persona desea que se refieran a ella y así podemos ver que en presentaciones oficiales, firmas de correos electrónicos o sesiones de Zoom, académicos, administrativos y estudiantes colocan los pronombres de su preferencia como se muestra en el siguiente ejemplo: Sharon Williams,
she/her/hers.
Tabla 2. Elección de pronombres personales en inglés y español
Inglés
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Español
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she/her/hers
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femenino
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ella
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he/him/his
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masculino
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él
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they/them/theirs
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neutro
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elle
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En el caso de personas bilingües, también se ha extendido la práctica de hacer explícitos los pronombres en ambos idiomas de la siguiente manera: Erika Ruiz,
she/her/ella.
En cuanto a los pronombres de objeto directo en español, igualmente tenemos cuatro:
lo, la, los, las, mientras que en inglés se usan tres:
him, her, them. Nuevamente, es la opción del plural en inglés, them, la que se puede aprovechar como neutra. En el caso de los pronombres de objeto indirecto es interesante notar que el español tiene solo dos, le, les, con los que no se marca género, así que pueden ser usados de forma neutral mientras que en inglés se conservan los mismos tres. Estos dos pronombres, le, les, se han venido usando cada vez más como una opción inclusiva para referirse a personas que no se identifican con los géneros femenino o masculino: espero verles pronto, para evitar decir espero
verlos/verlas pronto.
Finalmente, los posesivos en español se reducen a un solo pronombre, su, con el que podemos referirnos a la posesión de él, ella, ellos o ellas (o elle, elles) sin que se haga explícito ni el género ni el número. En inglés se mantienen las tres opciones.
El masculino genérico en cuestión
En los debates recientes sobre el lenguaje inclusivo se ha polemizado en torno al masculino genérico, una característica tanto del inglés como del español. Esto se hace particularmente evidente en español donde la marcación de género se da, como dijimos arriba, en muchas más palabras que en inglés. Para un usuario del español, una práctica que pretenda ser inclusiva puede llevarnos a un uso excesivo de palabras:
queridas y queridos amigas y amigos ya resulta engorroso si lo hacemos sistemáticamente. La opción querides amigues por sí sola no resuelve el problema, pues el grupo no binario, el que no se identifica con ninguno de los dos géneros, masculino y femenino, excluye a quienes sí se identifican con uno. Entonces para incluir a los tres grupos tendríamos que decir
Queridas, querides y queridos amigas, amigues y amigos, ¡mientras que en inglés basta con decir Dear friends!
La incomodidad de tener que hacer desdoblamientos en español ha generado gran polémica y uno de los argumentos que se han esgrimido en contra de dicha práctica es que debemos respetar la característica del español de ser una lengua que tiene al género masculino como el género no marcado, es decir, que funciona como una especie de género neutro, unisex, que incluye al femenino y potencialmente también al no binario.
Al respecto conviene revisar algunos usos que tenemos en español que evidencian sesgo de género, como cuando nos referimos, en general, a los médicos y a las enfermeras. Si estamos convencidos de que el uso del masculino realmente representa a los dos géneros, es decir, que en ese “los médicos” podemos perfectamente incluir a hombres y mujeres, ¿cómo explicamos que para el caso de “las enfermeras” no hagamos lo mismo? Acostumbrarnos a decir sistemáticamente los médicos y los enfermeros ha presentado también un reto, lo cual contradice el argumento de que cuando usamos el masculino genérico, realmente tenemos en la mente la posibilidad de los dos géneros.
En el ámbito de la enseñanza del español, hablantes de otras lenguas empiezan a cuestionar a los profesores respecto de los usos que encuentran en los libros de texto. Una frase como “los altos ejecutivos y sus esposas serán convocados a una reunión” hizo reaccionar a una estudiante que preguntó por qué se asumía en el texto que “los altos ejecutivos” eran todos hombres. En este caso, el argumento del masculino genérico se cae: si “los altos ejecutivos” incluye a hombres y mujeres, entonces la frase debería continuar “y sus esposos”, para ser consistentes con el argumento del masculino genérico, cosa que no ocurre y, de hecho, hasta incomoda a algunas personas.
No sólo la elección de pronombres y terminaciones de adjetivos y sustantivos han presentado retos a los hablantes preocupados por las cuestiones de género, también las palabras que usamos para referirnos de forma diferenciada a hombres y mujeres, como muestra la tabla 3.
Tabla 3. Palabras diferenciadas para hombres y mujeres
Inglés
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Español
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actor/actress
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actor, actriz
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host/hostess
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poeta, poetisa
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husband, wife
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marido, esposa
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Hay numerosos ejemplos como estos que tendríamos que analizar detenidamente. Algunas escritoras de poesía en español han preferido ser llamadas poetas y no poetisas; igualmente en inglés, algunas mujeres prefieren que se refieran a ellas como actor y no actress. Es cuestión de enfoque y de gustos también. Hay quienes prefieren marcar el género para visibilizar lo femenino, por ejemplo, y hay quienes consideran que no debe hacerse diferencia.
En este sentido resulta importante considerar la dignidad y el derecho de las personas a elegir la forma como quieren que se refieran a ellas. ¡Lo mejor es preguntar! Si la preferencia no se conoce y hablamos de manera genérica, entonces vale la pena cambiar expresiones menos inclusivas como
Guests are cordially invited to attend with their wives [se invita a los huéspedes a asistir con sus esposas] por otras más inclusivas como
Guests are cordially invited to attend with their partners [se invita a los huéspedes a asistir con sus parejas].
Tabla 4. Opciones neutras para referirse a las parejas
Inglés
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Español
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spouse, partner |
cónyuge, pareja |
El estatus marital de las personas ha impuesto también otras prácticas lingüísticas con sesgo de género que están siendo cuestionadas, como es el caso de marcar el nombre de una mujer en función de su estatus marital, cosa que no ocurre con el de los hombres. El marcar el nombre o el apellido de una persona en función de su cónyuge sin consultarla puede resultar inadecuado. Por ejemplo, podemos observar esta recomendación de la ONU para el lenguaje incluyente en inglés [traducida en este caso al español; “Ms.” es una alternativa incluyente ante las excluyentes “Mrs,”, señora o Sra., y “Miss”, señorita o Srita.]:
Ms. or Mrs.?
Se debe tener el cuidado de usar la forma de referirse a las personas que ellas prefieren. Sin embargo, cuando se desconoce su preferencia, debe darse primacía a Ms. sobre Mrs., pues la primera forma es más incluyente y puede referirse a cualquier mujer, sin importar su estatus marital. (Naciones Unidas:
https://www.un.org/en/gender-inclusive-language/).
Otra práctica que ocurre tanto en español como en inglés es usar el apellido del esposo para la esposa. Nuevamente se recomienda tomar en cuenta las preferencias personales antes de asentar un nombre en cualquier documento o expediente.
¿Qué decimos o cómo lo decimos?
Más allá de los recursos sintácticos como los pronombres, los artículos y las terminaciones de los sustantivos y adjetivos, y más allá también del uso de palabras diferenciadas para hombres y mujeres, podemos encontrar en el lenguaje cotidiano expresiones con sesgo de género que se recomienda evitar como los ejemplos de la tabla 5.
Basta con poner un poco de atención a la infinidad de expresiones con sesgo de género que se usan en México de forma irreflexiva, como por ejemplo decir que un hombre “ayuda” a su esposa en las labores del hogar o que “ayuda” a su esposa a cuidar a los hijos, que son responsabilidad de ambos.
Tabla 5. Cuadro comparativo de pronombres en español e inglés
Inglés
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Español
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She runs like a girl. |
Corre como niña.
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That’s women’s work.
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Eso es trabajo para mujeres.
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Thank you to the ladies for making the room more beautiful.
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Gracias a las mujeres por embellecer el espacio de trabajo.
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Men just don’t understand.
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Los hombres simplemente no entienden. |
Men cannot do two things at the same time.
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Los hombres no pueden hacer dos cosas a la vez. |
Lo más respetuoso de los derechos de las personas es preguntar a cada una cómo quiere ser nombrada
La e y la x como signos de resistencia
En España persiste la práctica de escribir el nombre de nuestro país con j, Méjico. La Real Academia Española considera que ambas formas, con j y con x, son correctas, es decir, aceptadas por dicha academia. La necesidad de una normatividad ha sido una constante social porque nos permite unificar criterios para los ámbitos académicos, editoriales y literarios, entre otros. Sin embargo, así como hemos recomendado arriba que lo más respetuoso de los derechos de las personas es preguntar a cada una cómo quiere ser nombrada, igualmente una sociedad como la mexicana ha elegido cómo desea escribir el nombre de su país, con x. Esta x tiene una carga histórica y social que va desde la época barroca, donde la x tenía el sonido j (recordemos a Don Quixote) y también tiene una relación con las raíces históricas de México y los nombres de lugares que vienen de lenguas nativas como Oaxaca o Texas.
En la actualidad, en los Estados Unidos, la x es utilizada por mexicanos en palabras como
Xicago (aquí la x permite emular el sonido que tienen en inglés el nombre de la ciudad de Chicago),
xicano, en lugar de chicano y también con sonido de /e/ como en
Latinx (se pronuncia /latineks/). Es evidente el apego de nuestro país por la x y no sorprende que se use actualmente como una forma de comunicar un sentido de identidad que va más allá de las fronteras. Un buen ejemplo de este fenómeno es la escritora chicana pionera Cherríe L. Moraga quien desde hace más de diez años decidió autoidentificarse como xicana para subvertir abiertamente el patriarcado, los binarismos tóxicos y enaltecer las voces indígenas invisibilizadas.
Las formas con e del español (o x en algunas comunidades y círculos académicos), se relacionan con el movimiento
queer/cuir que aboga por una pluralidad de identidades de género que va más allá del binario patriarcal restrictivo mujer/hombre. La teoría
queer/cuir surgió en los años ochenta justo cuando la pandemia del VIH estaba en su auge y teóricas como Eve K. Sedgwick y Judith Butler iniciaron un acercamiento audaz en los estudios de género nutriéndose de los escritos recientes de Michel Foucault. En este contexto, los pronombres
elle/ellx,
elles/ellxs y las terminaciones en e en palabras como amigues y todes han operado como mecanismos de expresión de estas nuevas identidades que previamente habían sido invisibilizadas. Que lleguen o no estas formas a figurar en los diccionarios y gramáticas no interviene en el hecho de que son una realidad, que expanden las expresiones de género con dignidad y que hay comunidades —especialmente entre jóvenes— en las que ha tenido aceptación.
En realidad, no se observa un uso consistente en todo el discurso, sino más bien en contextos en los que se desea reconocer la existencia y presencia de personas con identidad no binaria, de manera que puede escucharse en los saludos y las presentaciones o en contextos en los que se habla del tema de identidad de género. No parece haber una lucha para que estas formas se normalicen, es decir, que encuentren su lugar en las normas lingüísticas, sino más bien parecen buscar dar voz a un movimiento de resistencia que busca retar y subvertir las concepciones tradicionales de género e incitar a la reflexión, a repensar las concepciones y los roles o expresiones de género tradicionales patriarcales.
¿Es una moda pasajera el lenguaje inclusivo?
No podemos saber cómo va a evolucionar la lengua en cincuenta años. Algunos cambios lingüísticos toman siglos mientras que otros sólo unas cuantas décadas. Es algo que no podemos predecir y que no podemos controlar, como no podemos predecir en general el futuro de un país. Las lenguas no son otra cosa que el reflejo de las sociedades que las hablan y es por eso que lo que podemos esperar es simplemente que la lengua vaya acompañando esos cambios sociales.
Las lenguas van hacia donde van sus hablantes. ¿Cuánto van a durar los distintos movimientos feministas y el movimiento
queer/cuir que sigue expandiéndose tanto en las universidades como entre jóvenes y activistas? No sabemos. Sin embargo, no debemos pasar por alto que las propuestas para un lenguaje incluyente durarán lo mismo que duren esos movimientos de resistencia en tanto que sirven para comunicar la gran diversidad de realidades sociales.
Erika Erdely Ruiz es maestra y doctora en lingüística hispánica por la UNAM. Es profesora de carrera en el Centro de Enseñanza para Extranjeros de la UNAM, donde ha impartido clases desde 2001, tanto en el área de español como en la de formación de profesores. Es autora y coordinadora de las publicaciones del CEPE Así hablamos, intermedio 3 y Dicho y hecho 7. Español como lengua extranjera. Actualmente es secretaria académica en la UNAM Chicago.
Héctor García Chávez es doctor en literatura ibérica y latinoamericana, teoría literaria y estudios culturales por la Universidad de Chicago. Tiene un nombramiento conjunto en el Programa de Estudios de la Mujer / Estudios de Género en el Departamento de Lenguas Modernas y Literatura de la Universidad Loyola. Es director de programas de posgrado en estudios de género. Forma parte de la mesa directiva de MAKE/Lit&Luz Festivals —festivales bilingües que crean espacios literarios y artísticos— que tienen lugar en Chicago y la CDMX.
Este artículo es reelaboración de la conferencia que ofrecieron los autores en la Comisión Interna de Igualdad de Género (CInIG) de la CRAI, la DGECI y el CEPE de la UNAM, disponible en YouTube (
https://youtu.be/mOGCACNOUHE).