Cristóbal de Choquecaxa negocia con Centromin S. A.

Se ofrecen tres cabezas de ganado a cambio de una mallqui. En el valle de Huarochirí crecen piedras donde vivía el puma. En el valle del Mantaro la nueva huaca es un tractor al que le ofrecen frutas y cruces. Se ha volteado el horizonte. 

Un edificio de lunas polarizadas para Cristóbal de Choquecaxa, donde se reúne con tres barrios para rezarle a la Virgen del Carmen y arreglar matrimonios entre ovejas. El animal sagrado se despelleja en los mercados y las retamas adornan los nuevos cementerios, lloran las mamitas bajo las cadenetas de carnaval. 

Se subastan las tierras de San Mateo y la laguna se desvanece gota a gota hasta morir en una botella. Cristóbal ha engendrado tantos hijos en la sierra, otros lo llaman padre sólo porque vaga convertido en un halcón cargando sus penas. 

Los contratos se firman todos los años. La tierra tiene otros dueños, otros cercos, otras caras. Su seno alberga colores de óxido y mercurio. 

Se quita las plumas, Cristóbal, se corta el pico.

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