Entrevista   
31 de octubre de 2022

La Estación Científica La Malinche. Conservación del bosque de alta montaña en México

Por: Entrevista con Margarita Martínez y Arturo Estrada-Torres
La Malinche es un área natural protegida que cuenta con la única estación científica ubicada en bosques de alta montaña en México. Dos investigadores que realizan intenso trabajo en el parque —Margarita Martínez, de la UNAM, y Arturo Estrada-Torres, de la Universidad Autónoma de Tlaxcala (UATx)—, nos comparten los antecedentes y perspectivas de este proyecto a través de sus experiencias. 


¿Cómo nace la Estación Científica La Malinche? 
La idea inicial de establecer un área de trabajo en el Parque Nacional La Malinche (PNLM) surgió a partir de la necesidad de investigadores e investigadoras de la UNAM y de la UATx de comparar la biología y la conducta reproductiva del conejo europeo con la del conejo silvestre mexicano. Para ello se requería de un encierro que permitiera realizar las observaciones in situ del conejo silvestre. Después se pensó que, con algo de infraestructura para realizar ese estudio, se podrían desarrollar otros muchos estudios en condiciones óptimas. Por ello se planeó que la Estación Científica La Malinche (ECLM) ofreciera facilidades mínimas para trabajar y hospedarse. La estación ha recibido investigadores de diversos países, principalmente de España y Francia, pero también de Australia, Bélgica, Brasil, Costa Rica, Estados Unidos, Hungría y Portugal, entre otros. 

La ECLM se estableció en la Fractura Central de la ladera este del volcán La Malinche. En este lugar se encuentra uno de los bosques de oyamel mejor conservados, donde es frecuente observar conejos silvestres de la especie Sylvilagus cunicularius, objeto de los estudios originales.

La ECLM se fundó a través de un convenio entre el Gobierno del estado de Tlaxcala, el municipio y el ejido de Ixtenco, la UATx y la UNAM, las dos instituciones de educación superior que tienen a su cargo el manejo de la estación 


¿En qué estado de conservación se encuentran los bosques de alta montaña en México? 
Se encuentran representados por bosques de coníferas dominados principalmente por pinos y en menor proporción por otras coníferas como oyameles y pinabetes, y por bosques de encinos, aunque también es frecuente encontrar bosques mixtos de pino y encino. Se les conoce también como bosques templados y se encuentran entre los dos mil y los tres mil cuatrocientos metros sobre el nivel del mar. Se distribuyen en las grandes cadenas montañosas del país, como la Sierra Madre Oriental, la Sierra Madre Occidental, la Faja Volcánica Transmexicana, la Sierra Madre del Sur, la Sierra Norte de Oaxaca y los Altos de Chiapas, aunque también los podemos encontrar en el norte de Baja California (en la Sierras de Juárez y de San Pedro Mártir) y en el extremo meridional de Baja California Sur. De esta forma, encontramos bosques templados prácticamente en todas las entidades federativas del país, con excepción de los estados de Tabasco, Yucatán, Campeche y Quintana Roo. 

De acuerdo con datos de la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (CONABIO), se calcula que los bosques templados cubrían originalmente en el país una superficie de 439 557 kilómetros cuadrados, pero en 2014 ya se habían reducido a 324 183, por lo que la superficie perdida se estima en poco más del 26 %. Del área aún cubierta por estos bosques, el 61.13 % (198 176 kilómetros cuadrados) se encuentra relativamente en buen estado de conservación, en tanto que el 38.87 % (126 006 kilómetros cuadrados) se encuentra perturbado.

Los bosques de alta montaña de mayor extensión y grado de conservación se encuentran en la Sierra Madre Oriental; los estados de Chihuahua y Durango conservan gran parte de sus bosques como vegetación primaria. Por otra parte, los bosques de Veracruz y Tlaxcala han sufrido una intensa fragmentación, y queda solo una pequeña fracción de su extensión original, muchas veces en un fuerte estado de degradación. En menor extensión, los bosques templados del Estado de México, Morelos y la Ciudad de México han sufrido también una fuerte reducción de sus áreas de distribución. 


El PNLM tiene alrededor de cuarenta y cinco mil hectáreas, pero solo diecisiete mil de ellas son bosque de alta montaña conservado. ¿La estación trabaja para ampliar el área de bosque para conservación? ¿La conservación tiene implicaciones positivas en términos de mitigación de los efectos del cambio climático? 
El principal factor que ha disminuido el área boscosa del PNLM es el cambio de uso del suelo, por el que las áreas forestales se convierten en zonas agrícolas y, en menor extensión, en zonas urbanas. No obstante, existen muchos otros factores que van deteriorando la calidad y extensión de los bosques del parque. Entre otros, se pueden mencionar la tala ilegal, que es un fuerte problema en algunas zonas de La Malinche; los incendios forestales, muchas veces provocados; el ocoteo, es decir el corte de lajas de madera del árbol en pie con el objeto de inducir la resinación del árbol para obtener madera impregnada con resina que se utiliza como material combustible; la compactación del suelo por el paso de personas y ganado; el pisoteo por los turistas o el ramoneo por animales domésticos sobre las plántulas recién emergidas de la semilla, y la introducción de especies exóticas en los programas de reforestación, sobre todo en el pasado. 

En los últimos años, se ha sumado también el debilitamiento sufrido por los árboles debido al incremento de la temperatura y la disminución de la precipitación provocados por el cambio climático, lo que a su vez favorece la invasión del arbolado por escarabajos descortezadores que solo en los años recientes han causado la pérdida de cientos de hectáreas de bosque en el área protegida.

La ECLM no trabaja de manera directa en actividades de reforestación en el parque nacional; esto es tarea de otras instancias federales, estatales y municipales como la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT), la Comisión Nacional Forestal (CONAFORE), la Secretaría de Medio Ambiente del Estado de Tlaxcala y la propia dirección del PNLM. La UATx se ha sumado a estos esfuerzos a través de la invitación a estudiantes como voluntarios que apoyan las campañas de reforestación. 

La ECLM trabaja en otros dos frentes para la conservación de los bosques de La Malinche. Primero, generando información básica útil para actualizar y mejorar los planes de manejo de los bosques de la montaña, por ejemplo, a través de la recomendación de la conservación de áreas de regeneración arbórea que han sido detectadas por nuestros monitoreos. También se han realizado estudios sobre hongos ectomicorrizógenos asociados con las especies forestales, buscando seleccionar aquéllas que tengan mayor potencial para inducir el crecimiento de los árboles. Otro de nuestros estudios ha regionalizado las reservas de carbono de los suelos del PNLM, generando información sobre áreas prioritarias para la conservación, como aquellas que cuentan con las reservas más importantes de carbono secuestrado en el suelo, que generalmente se encuentran en las zonas con los bosques mejor conservados. 

También se ha evaluado el caudal ecológico de La Malinche, se ha calculado el volumen de agua que están generando los manantiales, y se dan recomendaciones sobre cuánto debería mantenerse para el abastecimiento de agua para la flora y la fauna locales.  

El otro frente en el que trabajamos es la comunicación de nuestros resultados a las comunidades asentadas en las faldas de la montaña. Con esto tratamos de enfatizar la importancia que tiene la conservación del bosque y de sus recursos no solo para la economía de las comunidades, sino también para la salud humana. Con la participación de investigadores y estudiantes, se realizan exposiciones sobre los diferentes taxones estudiados, así como sobre el agua y el cambio climático, con materiales didácticos destinados a niños y jóvenes. También se organizan visitas guiadas por La Malinche a las escuelas que las solicitan.


Se ha descrito la zona como de “alto valor biológico y sociocultural”, ¿en qué consiste este valor en ambos casos? ¿Existe una relación entre el valor biológico y el sociocultural?
El valor biológico de La Malinche consiste en que sus áreas boscosas resguardan aún una gran variedad de especies de plantas, animales y microorganismos, muchos de ellos endémicos del Eje Volcánico Transmexicano, la cadena montañosa que atraviesa México desde la costa del Golfo hasta la del Pacífico y en la que se encuentra La Malinche. Estas especies, por lo tanto, no se encuentran en ninguna otra parte del mundo, pues se originaron justamente en esta área a lo largo de millones y millones de años y su desaparición implica la pérdida de recursos genéticos irremplazables que podrían ser soluciones potenciales para problemas de salud, de producción de alimentos o de contaminación ambiental, entre otros.

Las especies de plantas y animales no viven aisladas, sino interactuando entre sí y son precisamente esas interacciones las que mantienen el funcionamiento del bosque. Los bosques del PNLM tienen también un alto valor paisajístico por su gran belleza. En conjunto, la diversidad biológica que aún se mantiene en la montaña presta servicios ambientales vitales para la sobrevivencia de las comunidades humanas de la región, cuyo bienestar depende de la conservación del bosque a largo plazo.
Al ser una montaña aislada que domina todo el valle poblano-tlaxcalteca, La Malinche fue, sin duda alguna, un punto de referencia astronómico para las culturas locales, por lo que ha sido considerada como un marcador calendárico de horizonte. También llamada Matlacuéyetl, desde tiempos prehispánicos ha sido considerada una montaña sagrada relacionada con las deidades del agua y la fertilidad y su importancia como sitio ritual fue registrada en los escritos de los cronistas del virreinato como fray Juan de Torquemada, fray Toribio de Benavente o Francisco Xavier Clavijero.

La Malinche sigue siendo una figura central en la cosmovisión de las poblaciones tlaxcaltecas de las inmediaciones de la montaña, mismas que incluso siguen practicando rituales para pedir lluvias a las deidades o procesiones y ceremonias en las que se agradece el haber tenido lluvias oportunas para los cultivos. También provee de numerosos recursos a los pobladores que viven en sus inmediaciones y es aquí en donde podemos ver la interrelación de los valores biológicos y los socioculturales. Entre dichos recursos podemos mencionar madera para construcción, carbón y leña como combustibles, ocoshal (hojas en forma de aguja de ciertas especies de pino, con las que se elaboran artículos artesanales), plantas silvestres medicinales y comestibles, arena, musgos, animales silvestres para consumo humano y hongos silvestres comestibles. Por ejemplo, los recolectores de hongos de los pueblos asentados en la montaña tienen un conocimiento profundo de la biología fúngica y conocen más de un centenar de especies comestibles; ellos saben diferenciar las especies tóxicas y las no comestibles desde muy temprana edad; conocen en detalle la morfología de las especies, los sitios y épocas en que se desarrollan y las clasifican de acuerdo con sus semejanzas y diferencias, tal y como lo hacen los biólogos. Los recolectan cortando la base del hongo y cubren los restos y el micelio para que vuelva a aparecer en años subsecuentes. Las actividades que se desarrollan en torno a la recolección de hongos mantienen a la familia unida y, además de aportar recursos alimenticios de alto valor nutricional, generan recursos económicos adicionales. 


¿En qué consiste la diversidad ecosistémica de La Malinche?
En La Malinche encontramos cinco diferentes ambientes: el bosque de pino, el de oyamel, el de encino, el de pino de altura y el páramo de altura. El bosque de pino es una comunidad vegetal dominada por dos o tres especies de coníferas del género Pinus. Es la vegetación más ampliamente distribuida en el PNLM, generalmente por arriba de los tres mil metros de altitud. El bosque de oyamel, dominado por Abies religiosa, se encuentra en las barrancas más húmedas de la montaña. El bosque de encino, comunidad vegetal dominada por especies de árboles del género Quercus, ocupa las áreas más bajas de la montaña, por debajo de los tres mil metros y en la actualidad se encuentra sumamente fragmentado y en manchones de poca extensión. El bosque de pino de altura es una comunidad dominada por Pinus hartwegii, la especie que se desarrolla en los límites altitudinales de la vegetación arbórea, incluso por arriba de los cuatro mil ochocientos metros sobre el nivel del mar, en condiciones climáticas en donde otras especies arbóreas son incapaces de desarrollarse. El páramo de altura, en las partes más altas de La Malinche es una comunidad dominada por gramíneas y herbáceas entre las que sobresalen pastos de los géneros Festuca, Enneapogon y Calamagrostis. 

A pesar de la fuerte presión humana que tienen los ecosistemas de La Malinche, la masa forestal que aún se conserva mantiene en gran medida su integridad y, por lo tanto, las funciones esenciales del bosque que consisten en procesos como la captación de agua, la liberación de oxígenos y la conservación de suelos. Estas podrían afectarse severamente si continúan los procesos de deforestación y deterioro de los bosques.

Como parte del Eje Neovolcánico Transmexicano, La Malinche puede funcionar como paso para la fauna proveniente de otras regiones, como la Sierra de Tlaxco, en el norte del estado de Tlaxcala, el Parque Nacional Popo-Izta, hacia el occidente, o los parques nacionales Cofre de Perote y Pico de Orizaba, hacia el oriente. La Malinche puede servir como punto importante para conectar las poblaciones de estos sitios, incluso a través de la dispersión por aire de polen y esporas de plantas y hongos, manteniendo de esta forma la conectividad funcional de las áreas mencionadas. Hay evidencia también de que los bosques de La Malinche sirven de sitio de descanso para aves migratorias. 


¿Existen especies endémicas en La Malinche?
Hasta ahora no se conocen especies endémicas exclusivas de La Malinche, pero en su territorio se encuentra una gran variedad de especies que son endémicas del Eje Neovolcánico Transmexicano o del territorio mexicano. Como ejemplos de endemismos que se encuentran solo en las montañas del Eje Neovolcánico Transmexicano, incluyendo a La Malinche, podemos mencionar, entre las plantas, el cedrillo enano (Juniperus montícola), la garañona de alta montaña (Castilleja tolucensis), la jara (Senecio cinerarioides) y la siempreviva de zacatonal (Draba nivicola). Entre los hongos macroscópicos, el hongo de jara (Flammulina mexicana) y la escobeta anaranjada (Ramaria bonii). Entre los anfibios están la babosa (Aquiloeurycea cephalica), la salamandra de pies planos (Chiropterotriton orculus), el tlaconete de Gadow (Pseudoeurycea gadovii) y la ranita plegada (Dryophytes plicatus). Entre los reptiles: la vívora de cascabel enana de montaña (Crotalus triseriatus), y entre los mamíferos el ratón de los volcanes (Neotomodon alstoni) y subespecies de otros roedores como el ratón cosechero de volcán (Reithrodontomys chrysopsis chrysopsis) y el ratón piñonero (Peromyscus gratus gratus).

Ejemplos de especies más ampliamente distribuidas, pero endémicas de México, son el oyamel neovolcánico (Abies religiosa), el ocote (Pinus teocote), el tlaconete dorado (Peudoeurycea leprosa), la ranita de montaña (Dryophytes eximius), el tapachín o llorasangre (Phrynosoma orbiculare), el escorpión transvolcánico (Barisia imbricata), la lagartija escamosa (Sceloporus scalaris), el zorzalito piquipardo (Catharus occidentalis), el chipe rojo (Cardellina rubra), el zorzal rallado (Oriturus superciliosus), el conejo montés (Sylvilagus cunicularius) y la subespecie escuinapae del lince rojo (Linx rufus).

Además de las bacterias, de las cuales se han registrado más de tres mil especies a partir de estudios metagenómicos de los suelos del área del PNLM, se han registrado también mil doscientas ochenta y cinco especies de organismos macroscópicos que incluyen numerosos tipos de hongos, líquenes, plantas vasculares, platelmintos, nemátodos, pulgas, mariposas diurnas, avispas, hormigas, escarabajos, libélulas, arañas, anfibios, reptiles, aves y mamíferos. Los grupos con mayor diversidad de especies son las plantas, que con cuatrocientas cuarenta y dos especies registradas representan el 34.4 % de la biota de La Malinche, seguidas por los hongos macroscópicos, los mixomicetos y las aves. Estos grupos son también los mejor estudiados en el PNLM. Es importante comentar que el PNLM es uno de los sitios con mayor riqueza conocida de especies de mixomicetos en todo el planeta, por lo que se puede considerar un hot spot (área sobresaliente) de la diversidad de este grupo de organismos.


¿Cómo es que los ecosistemas como los de La Malinche prestan servicios ambientales, en qué consisten?
Llamamos servicios ambientales a los beneficios que las sociedades humanas reciben de la naturaleza, como los de provisión y regulación, o los culturales y de soporte. Los ecosistemas del volcán La Malinche sirven de provisión, como el agua de los manantiales que es recogida a través de tuberías y conducida a las poblaciones de las faldas de la montaña para el consumo humano. También se puede mencionar la leña que la gente recoge de los bosques para ser usada en los hogares para cocinar los alimentos o simplemente para generar calor en las épocas frías del año. La recolección de hongos y frutos silvestres, así como la cacería de fauna silvestre como los conejos, son otros ejemplos de servicios de provisión. 

Los de regulación son procesos ecológicos que aumentan la calidad de vida de las poblaciones humanas o que permiten su existencia. Entre ellos tenemos la liberación de oxígeno por las plantas, la infiltración de agua a los mantos freáticos regulada por los bosques, la regulación del clima por la presencia de las zonas boscosas que captan grandes cantidades de gases con efecto invernadero (GEI), el control de la erosión de los suelos mediada por la presencia de las raíces de los vegetales y de microorganismos como los hongos y las bacterias del suelo, los cuales ayudan a la formación de agregados del suelo a través de sus propias estructuras (raíces, hifas de los hongos) y de los exudados que liberan al medio; el mantenimiento de la fertilidad de los suelos mediante la participación de diversos grupos bacterianos en los ciclos biogeoquímicos, y el reciclamiento de los desechos orgánicos a través de los procesos de degradación de la materia orgánica mediados por hongos y bacterias.

Los servicios culturales se relacionan con valores no materiales de enriquecimiento personal o espiritual. En el caso de La Malinche están los rituales relacionados con el agua o las actividades relacionadas con la recolección de hongos, pero en estos servicios también se pueden considerar las actividades de excursionismo y senderismo que muchas personas practican en La Malinche solo por el placer de estar en contacto con la naturaleza, de observar y fotografiar sus paisajes, su flora y su fauna. Se pueden considerar aquí los procesos educativos realizados in situ, en los que se sensibiliza a estudiantes de diferentes grados sobre el cuidado y conservación de la naturaleza.

Los servicios de soporte son procesos ecológicos necesarios para la producción de los otros tres tipos de servicios, y son la fotosíntesis (de la cual se produce la liberación de oxígeno y la captación de GEI), la formación de los suelos (importante para el sostenimiento de la producción agrícola y forestal), la producción primaria (de la cual se obtienen los productos alimenticios vegetales y es la base de las cadenas tróficas que permiten actividades como la ganadería y la pesca, entre otras), el ciclo hidrológico (que genera el abastecimiento de agua potable) y los ciclos de los nutrientes (carbono, nitrógeno, fósforo y azufre), que son vitales para mantener la fertilidad de los suelos y reintegrar nuevamente la materia orgánica al ambiente para que las plantas puedan disponer de carbono y otros elementos. Todos estos procesos ecológicos son también regulados por la biota del PNLM.


La colaboración entre la UNAM y la UATx se da en tres frentes: conocimiento de la biodiversidad, aplicación de herramientas específicas de conservación, e implementación de acciones de difusión de la riqueza biológica del PNLM, ¿podrían describirlos brevemente?
En relación con el conocimiento de la biodiversidad, los colaboradores de la ECLM están trabajando en dos estrategias. La primera, es la realización de los inventarios de ciertos grupos biológicos. Se han iniciado estudios para la exploración de la diversidad genética de las especies arbóreas de mayor relevancia en el PNLM, ya que hasta ahora se tiene bien caracterizada la diversidad de ecosistemas y la diversidad de especies de grupos como plantas, anfibios, reptiles, aves, mamíferos, pulgas y mixomicetos, con avances sustanciales en otros grupos como hongos macroscópicos y mariposas diurnas, pero sin avances significativos sobre el conocimiento del tercer nivel de la biodiversidad, que es la diversidad genética de las poblaciones que habitan el parque.

La segunda estrategia consiste en el monitoreo continuo de grupos clave como mamíferos medianos y roedores en diferentes puntos de la montaña. Se trata de evaluar los factores que afectan o limitan su distribución, sus patrones de actividad diaria y las interacciones de especies, entre otros aspectos.

En el caso de la aplicación de herramientas específicas de conservación, se han atendido dos problemáticas que afectan a la flora y fauna del parque en diferente medida. La primera problemática tiene que ver con el entubamiento del agua de los manantiales de la montaña para consumo humano, con lo cual se limita el acceso de la fauna silvestre al recurso hídrico. Para dar mantenimiento y limpieza a las tuberías que conducen el agua hasta las poblaciones asentadas en las faldas de La Malinche, los pobladores instalaron registros cada determinada distancia, lo que hacía que estos puntos fueran los únicos en los que la fauna podía tratar de acceder al agua. Numerosas aves eran atrapadas en dichos registros y morían sin posibilidad de escapar. Por esta razón se pensó que la solución era el establecimiento de estanques artificiales en los que, en común acuerdo con los usuarios de las tuberías, se pudiera derivar parte del agua entubada para ponerla a disposición de la fauna silvestre. Se establecieron nueve estanques de este tipo y, a través del uso de cámaras -trampa, se realizó un monitoreo de las especies de aves y mamíferos usuarias, y se encontró que la riqueza y abundancia de estos grupos aumentaba en las zonas en que estaban ubicados los estanques, con una alta frecuencia de visitas de animales como los mapaches.

La otra problemática tiene que ver con la baja disponibilidad de oquedades en el arbolado del PNLM, mismas que son utilizadas por algunas especies de aves para la construcción de sus nidos. Particularmente en zonas con arbolado joven es difícil encontrar estas oquedades, por lo que las especies usuarias están sometidas a fuerte competencia por ellas, quedando muchas parejas reproductivas sin posibilidades de construir sus nidos. Para resolver esto se implementó la colocación de cajas nido en algunas zonas del parque y se evaluó si las especies eran capaces de utilizarlas, y se encontró que especies como el azulejo de garganta azul (Sialia mexicana) las usaban frecuentemente para construir sus nidos con buenos resultados en la crianza de sus nidadas.

Entre los objetivos principales de la ECLM están la vinculación social y la educación ambiental. Se han firmado convenios con el municipio de Ixtenco con el compromiso de que la información generada en la ECLM quede disponible para el uso de la comunidad. Los investigadores de la ECLM participan en las ferias de algunas poblaciones de La Malinche, y realizan charlas, talleres y concursos para estudiantes de todos los niveles educativos y para la población general. El programa “Los tesoros de La Malinche”, impartido a través de talleres que resaltan la importancia de los recursos naturales del parque como el agua y la biodiversidad, su conservación y su relevancia para el mantenimiento de la salud humana, se presenta en escuelas primarias y secundarias de los municipios asentados en la montaña. Algunos grupos acuden también a las instalaciones de la ECLM, en donde se muestra la biodiversidad en su entorno. Las actividades incluyen el reconocimiento de hongos silvestres, la observación de aves, la impresión de huellas de mamíferos y la captura y manejo de roedores silvestres o reptiles, entre otras, con lo cual los estudiantes entran en contacto directo con la flora y fauna silvestres.

Otra forma de vincularse con los habitantes de la montaña es a través de la elaboración de infografías, trípticos o guías sobre problemáticas o grupos biológicos particulares. Estos materiales son diseñados con lenguaje sencillo para que sean accesibles y a veces son elaborados a solicitud de la propia población. Toda la información técnica que se genera en la ECLM es entregada a autoridades de todos los niveles de gobierno que así lo requieran.


¿Se da en la ECLM la colaboración de la ciencia con el conocimiento tradicional de las comunidades que habitan la zona?
En la zona de influencia del PNLM hay comunidades de origen otomí y nahua. El municipio de San Juan Ixtenco, al oriente del PNLM, es la única comunidad otomí en el estado de Tlaxcala. En territorio de dicho municipio está asentada la ECLM. Las principales comunidades nahuas se concentran en los municipios de Contla de Juan Cuamatzi, San Francisco Tetlanohcan, San Luis Teolocholco y San Pablo del Monte, en la vertiente occidental de la montaña.

Los conocimientos tradicionales de los grupos originarios del volcán han jugado un papel relevante en las estrategias de conservación de los recursos naturales de la zona. Por ejemplo, en las áreas nahuas se utilizan los sistemas de metepantle que consisten en hileras de magueyes sembrados entre los terrenos agrícolas que, además de delimitar las propiedades, ayudan a controlar la erosión de los suelos, favorecen la captación de agua, funcionan como refugio para diversos organismos, proveen de hojas que pueden sustituir la leña como material combustible y proveen a sus propietarios de recursos; aguamiel, gusanos comestibles y fibras naturales como el ixtle. Los metepantles se usan frecuentemente en combinación con policultivos de leguminosas (frijol, ayocote o haba), maíz, calabaza y quelites, los cuales, además de proveer recursos para el autoconsumo o la venta, ayudan a incrementar la fertilidad de los suelos a través del proceso de fijación de nitrógeno atmosférico que las leguminosas realizan en asociación con bacterias simbióticas que se resguardan en pequeños nódulos formados en sus raíces.

El diálogo de saberes entre investigadores y las comunidades originarias se realiza a través de dos mecanismos que retroalimentan la información de ambos sectores. Primero, a través de los estudios etnobiológicos, en donde se caracteriza el saber tradicional de la zona sobre, por ejemplo, plantas medicinales, hongos silvestres comestibles o sobre la percepción de la montaña y sus recursos, con un intercambio de información que complementa el conocimiento científico con la cosmovisión de las comunida también permite acabar con ideas erróneas o mitos que pueden afectar a poblaciones particulares de organismos como algunas especies de reptiles que se consideran venenosas en la zona u hongos silvestres tóxicos. Otra forma de realizar el intercambio de saberes es justamente a través de los talleres y ferias de las poblaciones locales, en las que los investigadores exponen los resultados de las investigaciones y los pobladores ofrecen sus visiones o percepciones respecto a la información recibida.


¿Cuáles son los principales proyectos de la estación en el futuro próximo?
Hay mucho trabajo por realizar en pro de la conservación de La Malinche. Es importante, por ejemplo, iniciar inventarios de especies de grupos biológicos poco estudiados o aún no abordados, como pueden ser abejas, avispas, moscas y mariposas nocturnas. Es necesario también continuar con el monitoreo de las poblaciones de especies clave, como el gato montés, el coyote y las rapaces diurnas y nocturnas, entre otras. Se requiere hacer evaluaciones sobre el impacto que los cambios en temperatura y precipitación pueden tener sobre ecosistemas frágiles como el páramo de altura, las poblaciones locales de flora y fauna, y las interacciones de organismos, buscando estrategias que garanticen la viabilidad de permanencia de la biota del parque y el mantenimiento de la integridad funcional de los ecosistemas.

En relación con la vinculación social, se requiere establecer estrategias más inclusivas que integren de manera más dirigida a los grupos originarios, a los adultos mayores y a las personas con capacidades diferentes, ello por ejemplo, con la elaboración de materiales escritos en otomí y náhuatl o el diseño de talleres apropiados para cada grupo particular. También se considera elaborar materiales que muestren cómo el cambio climático afecta a diferentes grupos biológicos pero también cómo incide en la salud humana. 
Margarita Martínez Gómez es investigadora titular del Instituto de Investigaciones Biomédicas de la UNAM, adscrita a la Unidad Foránea en la Universidad Autónoma de Tlaxcala, en el Centro Tlaxcala de Biología de la Conducta. Estudió la licenciatura en Biología (Universidad Veracruzana), la maestría en Biología de la Reproducción (Universidad Autónoma de Tlaxcala) y el doctorado en Ciencias Fisiológicas (Universidad Nacional Autónoma de México). Es parte del Sistema Nacional de Investigadores, nivel III. Coordina las actividades de la Estación Científica la Malinche UATx-UNAM y el programa Los tesoros de La Malinche que se imparte en comunidades rurales de Tlaxcala. Ha recibido diversos reconocimientos, entre ellos el Sor Juana Inés de la Cruz por la UNAM y el Premio Xochitecatcíhuatl por el gobierno del estado de Tlaxcala.

Arturo Estrada-Torres es investigador del Centro Tlaxcala de Biología de la Conducta de la Universidad Autónoma de Tlaxcala. Biólogo egresado de la FES-Iztacala de la UNAM, con maestría y doctorado en Ciencias Biológicas por la Escuela Nacional de Ciencias Biológicas del Instituto Politécnico Nacional. Se ha dedicado al estudio de la biodiversidad de diferentes grupos de organismos, principalmente hongos ectomicorrizógenos y mixomicetos, y tiene experiencia en el trabajo de campo en zonas templadas, tropicales y áridas de países de América Latina, Europa y África. Fue fundador del Laboratorio de Micología del Centro de Investigación en Ciencias Biológicas de la Universidad Autónoma de Tlaxcala, impulsor del establecimiento de la Estación Científica La Malinche y del programa de divulgación Los tesoros de La Malinche.
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