Entrevista   
31 de octubre de 2022

Género y energía. Otras dimensiones del desarrollo sostenible

Por: Entrevista con Julia Tagüeña
Acceso a la energía y pobreza energética
¿Por qué el acceso a la energía es un indicador de pobreza?
En la materia de “Sustentabilidad, energías renovables y sociedad” analizamos el uso de la energía a lo largo de la historia. La energía está unida al desarrollo; sin energías simplemente no hay vida. Es una de las necesidades básicas de la humanidad y se puede considerar como la moneda de cambio del universo. La sostenibilidad está directamente relacionada con la calidad de vida y con la posibilidad de acceder a una vida más digna. La pobreza más grave es la pobreza energética. ¿Cómo se mide? Por ejemplo, por el acceso a una serie de elementos que complementan nuestra vida: en casa tienes teléfono, equipos de apoyo, licuadora, lavadora, luz eléctrica; si vives en un clima muy cálido tienes manera de enfriar el ambiente, si vives en el frío puedes calentarte… Todo lo que rodea la calidad de vida tiene que ver con la energía y no tener ese tipo de apoyos te vuelve energéticamente pobre y esa pobreza energética, la falta de calidad de vida, se vuelve la peor de todas.

Hay diversos grupos en el mundo estudiando esto a través de indicadores; hay formas de definir estos índices que indican la pobreza energética y hay formas de definir la situación de un país en este aspecto, lo que es muy importante para que se adopten las políticas científicas y de desarrollo que permitirán combatir la pobreza energética. 


Si hemos pasado de considerar la pobreza como ausencia de recursos para el consumo a esta visión más integral, ¿podríamos hablar de un cambio de paradigma? 
Cuando vemos los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), algunos señalan condiciones básicas para la vida: si no comes, si no tienes alimentos, si no tienes energía, si no tienes agua, simplemente no hay vida. Pero nos gustaría no solamente sobrevivir, sino que la vida tuviera cierta calidad; es cuando aparecen los ODS, como puede ser el acceso a la educación: no solamente quiero sobrevivir, quiero tener acceso a la educación, quiero tener una buena salud, que esta vida digna, de calidad y equilibrada no sea diferenciada entre la gente. Debe buscarse la igualdad de oportunidades y que todo esto quede dentro de una gobernanza; no basta con sobrevivir, sino que se trata de vivir de una manera digna, con calidad de vida. 

Un punto muy importante es el tema de la igualdad de género; finalmente, la pobreza está relacionada estrechamente con el género. Una anécdota: en cierta ocasión le presentaron a Gandhi a un hombre de la casta más baja: “Está usted conociendo al hombre más pobre de la India”, y Gandhi contestó: “No, la persona más pobre de la India es la esposa de este señor”.

En todas estas cosas las mujeres están todavía en un grado mayor de dificultad, así que el tema de igualdad de género también tiene mucho que ver con la calidad de vida.


La Cumbre de las Mujeres y otros encuentros con enfoque de género han modificado la perspectiva respecto de los ODS. ¿Cuándo se empiezan a realizar estas reuniones? ¿Forman parte de las políticas internacionales o su reconocimiento está aún en proceso? 
Hay que ubicar las cumbres de las mujeres en el tema de la participación de las mujeres en la ciencia. El tema de género es amplísimo, tiene muchísimas aristas y estas cumbres no necesariamente se enfocan en otros puntos fundamentales del tema, sino que están dirigidas hacia la participación en la ciencia. Surgen cuando la Comunidad Europea empieza a diseñar programas de apoyo económico a la ciencia. Aparece un movimiento feminista que denuncia la falta de apoyo a las mujeres en este ámbito y una organización con sede en Europa, Portia, asume la dirección de estas acciones que empiezan en Europa y luego se extienden por todo el mundo.

La primera cumbre a la que yo asistí fue en Estados Unidos; fue la primera realizada en Norteamérica. Después formé parte del comité que organizó una de estas cumbres en la Ciudad de México. Los ODS con enfoque de género se discutieron en Corea. Estas cumbres se han ido multiplicando en todo el mundo. En la página en internet de Portia (https://portiaweb.org.uk/) están las memorias de todas ellas, todas tienen documentos muy interesantes que se pueden consultar ahí.

Las cumbres siempre van acompañadas de talleres. En el caso de México hubo toda una serie de actividades para mujeres indígenas, becadas por CONACyT en su momento, y fue interesantísimo porque muchas de estas chicas no habían estado en la Ciudad de México. Fue un evento verdaderamente emocionante e importante. En estas cumbres todo gira alrededor del tema de género en la ciencia. Se ha abordado el tema de la dimensión de género en las investigaciones. Por ejemplo, en ciencias sociales todo debe venir diferenciado y reportado con diferencias de género; en ciencias naturales hay muchos temas médicos donde importa el género: la dimensión de género nos dice que, evidentemente, la igualdad debe prevalecer, pero hay diferencias a tomar en cuenta y esas diferencias pueden enriquecer nuestras investigaciones. 


¿Cómo se aborda el tema de sostenibilidad en este contexto de dimensión de género? 
En Corea se tomó el documento de las Naciones Unidas sobre los ODS y se reescribió incorporando en cada punto la dimensión de género. Tomen el caso que ustedes quieran; cambio climático, por ejemplo. El cambio climático está generando impactos diferenciados por género. Su impacto en las comunidades tiene que ver con diferencias de género; igualmente la pobreza, podemos preguntar respecto a las diferencias de género en relación con la pobreza pues, efectivamente, las mujeres sufren más la pobreza, cargan más su peso en la familia. En cuanto a la educación, ¿estamos educando bien a las niñas? Gran parte de la problemática de las mujeres en la ciencia está enfocada al tema STEM (siglas en inglés de ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas) y a motivar a las niñas a que escojan carreras científicas y técnicas, que estudien carreras que normalmente se consideran masculinas. Hay todo un movimiento ahí muy unido a la sostenibilidad porque, al mismo tiempo que se escribe la Agenda 2030 en 2015 y los diecisiete ODS, en ese mismo momento se define el 11 de febrero como el día de la niña y la mujer en la ciencia. Esto significa asumir que las mujeres y las niñas son cruciales en la búsqueda del desarrollo sostenible porque los retos que tenemos no se pueden enfrentar sin involucrar y darle peso a la mitad de la sociedad que somos las mujeres. 

Se ha luchado para que las convocatorias de investigación sean equitativas porque las posibilidades para las mujeres en ciencia no lo son. Con la dimensión de genero se pide que las convocatorias expliquen cómo cada investigación va a apoyar en el tema de género. Puede suceder que estudies, por ejemplo, nebulosas planetarias; parecería que eso no tiene nada que ver con el género, pero a lo mejor lo que se vuelve relevante es cómo voy a transmitir este conocimiento a las niñas para motivar a más de ellas a acercarse a la física y la astronomía. Es decir, siempre le puedes dar un toque en el cual el género quede incluido como perspectiva.

A mi marido le gusta contar una anécdota: una vez le compró a mi nieta un mecano; cuando se lo estaban empaquetando mencionó para quién era y la vendedora le dijo “Esto es un juguete de niño”. Él respondió: “Es que yo quiero que mi nieta sea ingeniera”. Había mujeres en la fila pagando y le aplaudieron. Definitivamente los juguetes tienen una importancia en el desarrollo infantil. Las famosas muñecas Barbie, por ejemplo, que han manejado los estereotipos masculino y femenino del pasado remoto, ahora están sacando una serie de muñecas científicas, una de ellas basada en la figura de Sara Gilbert, la académica de Oxford que está detrás de la vacuna AstraZeneca. Esto es muy importante por muchos motivos; se trata de una mujer científica que está ya en sus cincuenta —las mujeres empiezan generalmente la carrera de investigación un poco más tarde por motivos familiares—, así que el hecho de que una muñeca sea una mujer madura y científica es definitivamente un cambio cultural. Los juguetes definitivamente son importantes, como los comportamientos en la escuela, la familia; muchas veces tenemos sesgos sin darnos cuenta porque es un tema cultural. Y sin duda tiene que ver con el desarrollo sostenible porque está basado en la igualdad; queremos que haya igualdad de oportunidades y eso hace que los temas de género estén muy relacionados con el desarrollo sostenible. 


¿Cómo se promueve lo que está haciendo el movimiento STEM, que las niñas y las jóvenes puedan escoger carreras vistas como “de hombres”, mientras que las mujeres son identificadas como quienes realizan el cuidado de los otros? 
El del servicio es todo un tema porque está muy basado en las mujeres. La pandemia agudizó esta problemática en la que se ha notado que impacta más severamente a las jóvenes. Chicas que antes sí hubieran estudiado, se han quedado en la casa apoyando a la familia. Siempre se espera que las mujeres asumamos las tareas de cuidado y servicio. Hay muchos estudios sobre esto, sobre la brecha de género y sobre cómo puede ser que tardemos mucho tiempo en cerrarla. 

Podemos hacer talleres para las niñas, motivarlas. Hay un grupo que se llama Pauta, en el que estoy involucrada, que brinda talleres para animar a las niñas a que entren en carreras consideradas de hombres. Claro que esta discriminación afecta a las niñas y a los niños, porque ellos también se intertesan por carreras que no les dejan seguir porque “parecen femeninas”. Estamos buscando la igualdad de oportunidades para ambos. Todos estos talleres de ciencia deben de ser para ambos géneros. Y es muy importante enfocar este tema también en relación con la sostenibilidad.

La UNAM está haciendo muchísimo, tiene muchas actividades y una coordinación nueva de género (la Coordinación para la Igualdad de Género, CIGU-UNAM). Cada vez hay más mujeres en posiciones directivas; en fin, la UNAM tiene una labor muy relevante en el tema de la igualdad de género.


Sostenible o sustentable
Los especialistas usan indistintamente las palabras “sustentable” y “sostenible”, ¿son lo mismo? 
Hay una sutil diferencia. En realidad, podríamos usarlas como sinónimos, mucha gente lo hace. En inglés se dice sustainable, que parecería “sustentable”, pero el español es un idioma con muchos más sinónimos que el inglés; tenemos dos palabras que parecen significar lo mismo, pero en realidad tú sostienes un argumento que ya está dado y sustentas un argumento dando más información. Es una sutileza que tiene que ver con las definiciones dadas por el grupo de Roma, lo que hizo Víctor Urquidi al trabajar en desarrollo sostenible. Él fue el primer mexicano que trabajó en estos temas; sustainable viene de esa reunión de las Naciones Unidas en la que se dio la definición. Cuando hablamos de desarrollo sustentable, hablamos sobre todo de herencia, del hecho de que debemos proteger el planeta, no nos lo podemos “gastar”, porque nuestros hijos y nietos no tienen otro; se los tenemos que preservar.

 El grupo de Roma abre la discusión sobre preservar el planeta no solo para quienes vendrán después, sino para nuestros coetáneos, para que también vivan bien en esta generación. Hay gente que dice que sostenible se refiere a las generaciones por venir y sustentable abarca también a las contemporáneas. Es algo muy sutil, en general la gente los usa más bien como sinónimos.

En el Instituto de Energías Renovables todas las materias se definen como sustentabilidad. Hay materias como “Sustentabilidad y sociedad”, “Sustentabilidad y energías”, “Sustentabilidad y medio ambiente”. En los ODS se habla de desarrollo sostenible.


Es muy interesante la discusión porque la diferencia cualitativa por pequeña que sea, que usted esboza, nos ayuda a hablar de un peso más fuerte en ciertas actividades que no estaban contempladas en el ámbito de la sostenibilidad. 
Aunque es tan grande el reto que enfrentamos de llegar a un desarrollo sustentable o sostenible que discutir la palabra se vuelve irrelevante. Yo creo que se pueden manejar como sinónimos con unas pequeñas sutilezas al respecto.


Pensando en los ODS, en la Agenda 2030, ¿se está avanzando para lograr los objetivos trazados hace siete años? ¿Vamos a poder cumplir? 
Por supuesto que no, pero en algunos sí hemos avanzado. También es cierto que los ODS no contemplaban la pandemia ni la invasión de Rusia a Ucrania. Este tipo de eventos destruyen la planeación inevitablemente. La pandemia generó un cambio grave. La guerra afecta el uso de energías renovables, que ha seguido aumentando, porque también tienes que usar combustibles que tal vez ya no estabas usando. Estos eventos son tremendamente disruptivos. El documento de los ODS también incluye metas específicas que se pueden cuantificar. Son muy ambiciosas; por ejemplo, la meta de igualdad señala que para 2030 no deberá haber pobreza en el mundo. Evidentemente eso no se va a lograr, pero es muy importante y creo que en 2030 se van a evaluar todas estas metas y se va a planificar a partir de ahí. 

Los ODS son una herencia de los Objetivos del Milenio (OM) y, de hecho, para pasar de los OM a los ODS se habían aprendido muchas cosas y, en muchos sentidos, se tomaron decisiones positivas a partir de lo que se había perdido. Creo que en 2030 va a haber una revisión; sí habrá avances, pero es casi imposible que se alcancen todas las metas.

Ahora bien, hay una diferencia importante en este momento respecto del cambio climático porque no nos va a perdonar: si no logramos reducir las emisiones de dióxido de carbono, la especie humana va a estar en peligro; eso es un hecho.

Tenemos que referirnos también a las Conferencias de las Partes (COP) de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático, y a los acuerdos como el Acuerdo de París. Acaba de pasar la COP en Escocia y ahora viene otra en Egipto, donde se está adoptando el compromiso de controlar el aumento de la temperatura para que no suba más de un grado y medio porque, si sube más que eso, será absolutamente catastrófico. Ya tenemos cambios que no podemos revertir, por eso en el cambio climático se habla de mitigación, desde luego, pero también se habla de adaptación, ya que hay cosas a las que tenemos que adaptarnos porque así se van a quedar.

En algunos aspectos hemos sido exitosos; tenemos que referirnos al premio Nobel que obtuvo Mario Molina, por ejemplo, por el descubrimiento de que ciertos compuestos estaban acabando con el ozono y gracias a eso se pudieron controlar. Al limitar los aerosoles se logró controlar el efecto que estaban teniendo en la capa de ozono; ahí fuimos muy exitosos. Sí hay cosas que podemos hacer y que sabemos hacer y podemos cumplir, y yo creo que esa debe ser la meta: tener esta comprensión y poder asumir compromisos.

Pero hay que aceptar que tenemos que vivir de otra manera: uno de los ODS contempla el consumo responsable, algo que cada uno de nosotros podría hacer: todos podríamos reciclar, todos podríamos reutilizar, así que hay cosas que definitivamente sí podemos hacer, que están en nuestras manos. Otras cosas dependen de un ámbito más amplio, están en la política y no dependen de nosotros.


¿Cuál es nuestra situación como país? ¿Hemos cumplido con los objetivos, estamos trabajando para reducir el deterioro ambiental? 
Lo primero que deberíamos pedir es que se realice este análisis porque en este momento no se está haciendo. Hay grupos muy importantes, como el que está viendo los ODS en la UNAM y toda la investigación que la universidad realiza, pero no tenemos un documento oficial del gobierno para saber exactamente dónde estamos. Sería fantástico que hubiera un análisis de cómo está México respecto de todos los ODS y que hubiera datos. Sabemos que muchas cosas están mal y no tenemos los datos precisos para poder planear qué hace falta concretamente. El Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) nos da reportes muy confiables, pero para poderlos englobar en el tema de la sostenibilidad y los ODS, haría falta una reflexión con todos estos datos juntos. Yo diría que el problema en este momento es que no sabemos bien dónde estamos. 

Tenemos el tema de las energías renovables, hay que ir hacia ellas y tenemos una serie de proyectos al respecto, pero sí tenemos que ir haciendo la transición, cada vez con más entusiasmo, para poder controlar las emisiones de dióxido de carbono.


Energías renovables
¿Podría mencionar algunos ámbitos en los que las energías renovables están ganando terreno? 
Un ámbito en que las energías renovables son un éxito total es el de las celdas solares. Los paneles fotovoltaicos se basan en un principio de la mecánica cuántica, el efecto fotovoltaico, que permite extraer una corriente eléctrica. Las primeras celdas se hicieron para el espacio exterior porque había que resolver la captación de energía sin depender de la Tierra. La gente ni se imagina cómo su vida está marcada por cosas que se hicieron para la exploración espacial; la lista es enorme, desde el teflón. Las primeras celdas solares fueron hechas para el espacio exterior y eran extremadamente caras, pero ahora los costos se han abatido de una manera impresionante y hay una gran variedad de materiales con los que se pueden hacer celdas solares, celdas orgánicas, inclusive celdas muy delgadas que se pueden pegar en los techos. Ha habido un cambio ahí: las celdas solares son absolutamente espectaculares y además permiten lo que se puede llamar una solución local y distribuida porque hay lugares a los que jamás va a llegar un cable, pero, en cambio, puedes poner tus paneles fotovoltaicos. Los paneles, si se colocan en algún lugar aislado, deben estar acompañados de un buen sistema de almacenamiento y las baterías también han tenido un desarrollo muy importante en los últimos años como tecnología de almacenamiento. Hay una solución con celdas solares simple y fácil de hacer, yo, como mucha gente, la tengo en mi casa: colocas celdas en el techo, pero haces un convenio con la Comisión Federal de Electricidad; te vuelves parte del sistema y te ponen un medidor que registra durante el día la electricidad que se está metiendo a la red y que va en una dirección. Luego, en la noche, cuando tú consumes electricidad, el medidor va en la otra dirección y al final pagas la diferencia: si produjiste más electricidad que la que recibiste no es que te vayan a pagar (no estás vendiendo energía), sino que estás completando. Así, si no has gastado, tu recibo viene por una cantidad ridícula, básicamente el impuesto por estar conectado a la red. Las celdas solares son una solución absolutamente probada y tecnológicamente segura y, además, económicamente accesible. Si haces una granja de celdas solares puedes producir muchísima electricidad. 

Hay un proyecto del gobierno de hacer una granja enorme de celdas solares en el desierto de Sonora, porque efectivamente nosotros tenemos muchísimo territorio para hacer esto. Hay países que no tienen tanta energía solar, y países que no tienen tanto territorio. Nosotros podemos hacer este tipo de proyectos: tenemos sol, tenemos desierto, podemos poner una granja gigantesca. Las tecnologías solares están muy desarrolladas y son accesibles, como la eólica.


En el caso de la eólica, ¿no ha generado también alguna controversia de tipo social? Ha habido impactos sociales negativos. 
Creo que es importante tener claro que no hay solución perfecta, todo tiene pros y contras y lo que es muy importante es que la comunidad sea parte de la solución. Mientras no hagamos este trabajo comunitario en donde la comunidad asuma una cierta tecnología, quedaremos cortos en la solución del problema, tiene que ser algo participativo. Efectivamente ha habido problemas, pero debido al uso de la tierra o por diferentes factores que tienen que ser resueltos. Cualquier solución energética que plantees en una comunidad se vuelve un problema social y tiene que ser resuelto con base en la ética y en relación con la comunidad, que tiene que recibir explicaciones completas. Una vez más, somos un país en el que existen las condiciones para aprovechar la energía eólica, que es una tecnología muy madura, se entiende perfectamente.

La geotermia también es una gran solución, pero ahí sí depende de si tienes el potencial como país. México lo tiene, hace muchos años que se aprovecha la geotermia y se aprovecha bien. Las energías renovables tienen evidentes ventajas. No son limpias en el sentido del dióxido de carbono porque no existe la limpieza total. Todo el mundo debe tener claro que solo por existir ya estás contaminando. Si tomas medidas de reparación de alguna manera se compensa; las renovables son tecnologías que tienen muchas posibilidades. La oceánica es tal vez una de las menos desarrolladas, pero también tenemos potencial por nuestras costas. Consiste en el aprovechamiento de las mareas y el oleaje, hay las dos vertientes; al subir y bajar la marea produce movimiento en una turbina. Tiene que ser un proceso bien pensado, hecho con inteligencia, con calma. No es una cosa que se pueda hacer de la noche a la mañana.

Por otro lado, las reservas fósiles siguen teniendo otras aplicaciones muy importantes como las de la industria petroquímica, y no es conveniente detenerlas. Sí es clara la diferencia entre lo renovable y lo no renovable. La energía renovable, para nuestra escala de vida, siempre va a estar aquí: el sol se va a apagar en algunos millones de años, pero ese ya no será nuestro problema; tenemos problemas mucho más inmediatos. Para nosotros el sol es eterno y es lo que se llama una fuente de energía renovable, y el viento viene del sol. La geotermia viene de reacciones en el centro de la Tierra que no se van a terminar, así que todo eso es renovable. En cuanto a las no renovables, a los recursos fósiles les costó millones de años formarse: un dinosaurio quedó muerto en un pantano —bueno, estoy simplificando y poniendo dinosaurios de ejemplo porque a la gente le gustan los dinosaurios— y ese material orgánico con el tiempo se volvió petróleo, pero pasaron millones de años. Entonces en unos segundos quemamos lo que le costó tanto a la naturaleza; son recursos no renovables, realmente no los podemos renovar. Tampoco los minerales son renovables, también deben ser tratados con mucho cuidado.

Lo que es muy importante es que no tenemos otro planeta, no hay otro lugar a donde podamos ir a vivir así que tenemos que resolver el problema aquí. Se busca mucho algún planeta donde pudiera haber vida y se han localizado algunos sistemas muy lejanos a los que nunca podríamos llegar, así que este es el único planeta para nosotros y tenemos que cuidarlo.


Se habla de colonización de Marte en determinados círculos empresariales… 
Podremos ir a Marte, pero no vivir ahí, es un ambiente completamente agreste. Si quieres vivir siempre con una máscara y en un lugarcito oxigenado, pues sí podrías ir a Marte, pero, la vida como la conocemos solamente existe en este planeta de momento. Puede que haya planetas habitables muy, muy lejanos, pero no podemos llegar porque no podemos movernos más rápido que la luz y están a miles de años luz; no hay forma de llegar a ellos como somos.

El cuidado del planeta, entonces, es muy importante. Hay una serie de estudios alrededor de esto, los límites planetarios; cómo tenemos que cuidar el planeta. Los planetas buenos son muy difíciles de encontrar y Marte no es un planeta bueno, no para vivir. Tiene otras ventajas pero no para vivir. 


 
Julia Tagüeña Parga estudió Física en la UNAM y obtuvo el doctorado en Ciencias en la Universidad de Oxford, Reino Unido. Ha dedicado su vida profesional a la investigación y a la comunicación de la ciencia. Pertenece a la Academia Mexicana de Ciencias, a la Academia de Ciencias de Morelos y a la Sociedad Mexicana de Divulgación de la Ciencia y la Técnica. Es nivel III del Sistema Nacional de Investigadores y enseña en los posgrados de Ingeniería (energía), Física y Filosofía de la Ciencia. Ha sido directora general de Divulgación de la Ciencia en la UNAM y del Centro de Investigación en Energía. Está a cargo del despacho del Instituto de Energías Renovables de la UNAM.
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