Entrevista   
30 de junio de 2022

Del Poli al cómputo cuántico. Entrevista a Arturo Sauza de la Vega

Por: Alberto Foncerrada Berumen
Hay personas que sufren en su doctorado cuatro años. Pues yo… quisiera seguir sufriendo.
Arturo Sauza de la Vega

Arturo atribuye a los azares del destino el haber llegado a estudiar el doctorado a la Universidad de Chicago, Illinois, EUA. Recuerda que, durante la carrera, una conocida de la preparatoria le habría compartido el haber descubierto una sede de la UNAM en esta ciudad. Así, se dio a la tarea de buscarla en Google, reconociendo su deseo de estar en contacto con su alma mater: “Me registré y ahora me siento mucho más conectado al recibir la newsletter que llega a mi correo los lunes dando cuenta de todas las actividades culturales y académicas”, afirma.

Se considera “muy nerd en este campo de la química”. Estudió ingeniería química en el Instituto Politécnico Nacional al mismo tiempo que hacía la carrera en la Facultad de Química de la UNAM. Al terminar decidió seguir con la maestría en el Instituto de Química, donde desarrolló su investigación sobre cómputo cuántico.


Alberto Foncerrada Berumen: Debe ser una experiencia muy interesante estar en una de las grandes universidades del mundo, la Universidad de Chicago.
Arturo Sauza de la Vega:
A mí me sorprende la cantidad de recursos que tienen. Es un sueño. Desde que cursaba la licenciatura sabía que lo mío era la investigación. Sabía que quería estudiar un doctorado. Tuve algunas dudas, pero decidí estudiar la maestría en México y prepararme lo mejor posible, mejorar mi inglés y mis conocimientos en general de química y lanzarme al doctorado fuera de México. Tenía muchas ganas de ampliar mis horizontes.


AFB: ¿En qué consiste tu investigación?
ASV:
Hace unos años, unos periodistas quisieron acorralar al primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, preguntándole sobre cómputo cuántico. Sorpresivamente supo responder. No todos lo saben. Ese es mi campo de estudio.

En el mundo de la computación tenemos dos tipos de computadoras: las clásicas y las cuánticas. Estas últimas apenas están en desarrollo. La diferencia entre ambas es que las clásicas manejan la información a través de unidades que se llaman bits; cada instrucción en la computadora es una secuencia de ceros y unos, mientras que las computadoras cuánticas tienen como unidad fundamental el qubit o bit cuántico que puede tener valores entre cero, uno y muchísimos más. Así vamos explotando las propiedades mecánico-cuánticas de los sistemas.

Hay distintos tipos de qubits. Por ejemplo, una de las supercomputadoras o computadoras cuánticas de IBM utiliza qubits que son circuitos superconductores; otro ejemplo es la luz, que puede utilizarse como qubit. Lo que interesa en mi investigación es algo que llamamos “qubits moleculares”, que consisten en utilizar una molécula como qubit, es decir que, en lugar de trabajar, por ejemplo, con un circuito con temperaturas cercanas al cero absoluto kelvin, como los de IBM, yo estoy diseñando, a través de cálculos computacionales, estos qubits moleculares con los cuales podemos obtener propiedades de control de la información.


AFB: ¿Este campo podría ser un área de oportunidad en México? ¿Es posible cooperar y potenciar lo que tú estás haciendo aquí?
ASV:
Creo que sí. Realizo cálculos de mecánica cuántica que ya venía haciendo desde México. Claro que los hacía con un enfoque diferente. Sí hay oportunidades de desarrollo dentro del área del cómputo cuántico. Una vez que ya tienes los qubits, lo que sigue es diseñar algoritmos de cómputo cuántico y para eso hay aplicaciones. Por ejemplo, puedes solicitar acceso a IBM o a nbsp;Google y conectarte con ellos, diseñar tus algoritmos y hacer cálculos con computadoras cuánticas, y esa tecnología está al alcance de todos. Así que sí hay posibilidades.


AFB: Después del doctorado, ¿qué sigue para ti?
ASV:
Quisiera quedarme en el mundo académico. Me fascina y me divierte mucho. Para ello uno tiene que hacer las estancias posdoctorales. Ese sería el primer paso y luego buscar colocarme en alguna universidad o en algún laboratorio nacional en los Estados Unidos. Como le decía a un amigo en plan de broma, “Hay personas que sufren en su doctorado cuatro años, pues yo quiero sufrir en algo que me guste. Quisiera seguir sufriendo”.



Arturo Sauza de la Vega es exalumno de la Facultad de Química de la UNAM; actualmente cursa el doctorado en la Universidad de Chicago.

Alberto Foncerrada Berumen es Enlace Cultural e Interinstitucional en UNAM Chicago.
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