La OIT destacó en un estudio temprano sobre los efectos de la pandemia en el universo de los jóvenes y el trabajo, que los impactos más profundos estaban focalizados en aquellas áreas de servicios como el turismo, la hostelería y la cadena de cuidados. Esta agencia de la ONU acuñó el término “Generación del confinamiento” para referirse al segmento que alcanzó la edad productiva justo en medio de la Covid-19.
Una generación formada en la adversidad
Muchas cosas cambian con la pandemia, el mundo del trabajo y el subsistema de educación superior son distintos. Los programas de movilidad registran restricciones, nuevos protocolos y una demandante coordinación interinstitucional para fortalecer la agenda de protección de las y los estudiantes en el extranjero.
Egresar de la universidad en tiempos de pandemia puede ser el peor de los mundos posibles: con caídas históricas del producto y cierre temporal o permanente de negocios, los márgenes de inserción laboral se estrechan para los recién llegados al mundo del trabajo; sin embargo, también resulta en un espacio inédito de oportunidades: adaptarse a nuevas circunstancias, echar mano de las herramientas digitales, el trabajo colaborativo y en equipo, resultan inherentes a la generación que se formó en medio de la Covid-19 y que sabe lidiar con el riesgo y superar desafíos.
Los jóvenes que ahora mismo egresan de las universidades son el talento que demandan los empleadores. Quizá convenga tener presente un par de circunstancias que se han generalizado en los ambientes laborales: el trabajo a distancia y el dominio de las instrumentalidades digitales. Las y los jóvenes que salen de las aulas ahora mismo, están mejor preparados para enfrentar con éxito un contexto desafiante de vida y no solo laboral. Si la crisis sanitaria no los detuvo, nada lo hará.
Sobrevivir a la versión actual del capitalismo
En un mundo con muchas carencias y rezagos de todo tipo, los egresados universitarios resultan ser un grupo con capacidades formadas y un perfil para sortear con éxito los desafíos que plantea la dinámica social y económica en constante transformación. Si a esto agregamos que, en este grupo de personas, hay jóvenes con experiencia de haber cursado un programa en el extranjero, de haber hecho frente a la adaptación y a la resolución de problemas de manera personal, entonces hablamos de un conjunto de seres humanos con las más decantadas habilidades y destrezas para poder salir adelante en circunstancias siempre difíciles como son las que ahora distinguen el nuevo mundo del trabajo.
El universo del trabajo se antoja ahora como un gran salto al vacío. Si hay un espacio en el que hoy en día las condiciones no superan los estándares que teníamos antes de la pandemia, ese espacio es el de las condiciones que hoy imperan en el mundo laboral. En otras palabras, “…asistimos a un regreso a condiciones laborales que se antojaban propias del pasado”. (Taibo, 2020: 32).
En la actualidad, las personas que tienen empleo trabajan sujetas, las más de las veces, a una ocupación precarizada: bajos sueldos y condiciones poco afortunadas para laborar. El sentido general del trabajo como factor de liberación se ha perdido. Es decir, el trabajo no libera, por el contrario, ata, somete en una suerte de esclavismo moderno. Y es que, la versión dominante del capitalismo funciona con muy pocas personas. Vivian Forrester (1997), anotaba que lo hacía con el 20 por ciento de las personas sobre el planeta; Jeremy Rikfin (2000), dice que lo hace con tan solo el cinco por ciento. Es “…la irracionalidad sin límites de la versión dominante del capitalismo contemporáneo. La locura… que acompaña a esta versión… que está arrojando fuera de la economía a buena parte de la población planetaria”. (Taibo, 2020:34).
Jóvenes universitarios: la construcción de su propio relato de la crisis
Por si lo anterior no bastara para descartar como opción de vida y civilización, el patrón actual de acumulación económica, tenemos que los pocos que están insertos en el mercado laboral, disponen de un trabajo con salarios cada vez más bajos. La hondura del problema presenta con toda crudeza una realidad a la que hoy se enfrentan los jóvenes que alcanzan la edad productiva, y, dentro de éstos, los que cuentan con formación universitaria. ¿Qué hay para las nuevas generaciones? Más allá de las narrativas institucionales, de los centros de estudio y de los gobiernos, no parece haber mucho espacio para el optimismo. ¿Cuál es el panorama para quienes hoy transitan de las aulas al mundo del trabajo? Quizá sus propias narrativas ayuden a construir el relato que hace falta.
Me gustaría comenzar relatando cómo fue que viví los inicios de la pandemia por SARS CoV-2. En un día normal de marzo de 2020, escuché en las noticias que la pandemia que había iniciado en China estaba propagándose. Me encontraba camino a mis entrenamientos de natación, en el equipo representativo de la UNAM. En aquel momento no podía imaginarme la gravedad de la situación. Además de dejar de entrenar debido al cierre de las instalaciones universitarias, perdí una competencia de relevancia: las autoridades mexicanas decidieron una cuarentena en todo el país, lo que llevó a cancelar dicho evento. Considero oportuno contar esto, porque la natación, es un pilar sobre el cual se asienta mi vida. Al cortarme esta inspiración, entré en el sedentarismo, me sentía muy triste. Considero que si la pandemia no se hubiera atravesado en mi vida, me habría gustado aplicar el examen para la licenciatura en entrenamiento deportivo en la ENED, no decidí aplicar a ese examen porque es una carrera que requiere muchas prácticas y una modalidad presencial. La pandemia llegó a cambiar la manera de vivir la educación y, por lo que veo, también el mundo del trabajo. Siento que me estoy perdiendo toda la experiencia de una vida universitaria detrás de una cámara y una computadora (Martínez Laguna, 2021).
SE REPITE CON MAYOR
LA PANDEMIA LLEGÓ A CAMBIAR LA MANERA
DE VIVIR LA EDUCACIÓN Y, POR LO QUE VEO,
TAMBIÉN EL MUNDO DEL TRABAJO
Son muchos los sentimientos que salen a relucir: soledad, anhelos de que pronto haya condiciones para el regreso a la presencialidad. Las y los jóvenes buscan una interacción personal con su grupo de iguales. Aunque hay reconocimiento a los aprendizajes en línea, también hay un cierto agotamiento de la virtualidad.
Al concluir mi preparatoria me incorporé a un programa gubernamental: Jóvenes construyendo el futuro. Este programa tiene la posibilidad, de elegir un lugar de trabajo; sin embargo, está limitado a los establecimientos pertenecientes al programa. Yo elegí un colegio de preescolar y primaria. Me hicieron una entrevista. Una de las preguntas fue: ¿por qué quieres trabajar aquí? Debo confesar que al principio fue por pura comodidad. Me resultaba cercano al lugar donde vivo, el horario era cómodo, pero poco después encontré mi vocación: ser maestra. Pero pronto entramos en la temida pandemia. Lamentablemente la Covid-19 afectó mi lugar de trabajo. Muchos padres dieron de baja a sus hijos y la escuela cerró. La crisis sanitaria afectó también el trabajo de mis padres. (Reyes Silva, 2021).
A las y los universitarios, la pandemia los condujo a la construcción de su propia narrativa. Un relato que da cuenta de los contrastes sociales del país en el que viven; de las carencias institucionales que exhibió la pandemia y de la necesidad de invertir más en los sistemas públicos de salud y educación. Las y los universitarios comparten una noción muy clara sobre los grandes problemas nacionales y la necesidad de una mayor participación en los procesos de formulación y toma de decisiones.
México, como el resto del mundo, fue sacudido por la crisis provocada por el SARS CoV-2 y sus variantes. Pasamos de ser testigos incrédulos de las tragedias de otros países, a vivirlas en carne propia, mientras el efecto dominó de la pandemia impactaba a todos los sectores: sanitario, económico, social y educativo. Los jóvenes se enfrentan a muchas dudas en medio de un mundo caótico, incierto y cada vez más difícil.
Aun antes de la pandemia el mundo llevaba siglos de desigualdades, injusticias e incertidumbre. Así que, dos años después de iniciada la crisis sanitaria decidí que ya no iba a ilustrar a mujeres admirables, sino que me convertiría en una de ellas. De este modo, las limitaciones tecnológicas, además de temas pendientes de solución como la violencia de género, han profundizado las brechas de desigualdad.
Por otro lado, me siento afortunada de atestiguar cómo la comunidad universitaria se ha unido, a pesar de las diferencias ideológicas, ubicaciones, gustos y contextos, para apoyar al otro o la otra, para solidarizarse con el prójimo. La pérdida, la fe y la determinación nos han unido; la sororidad y fraternidad forjadas en la adversidad persistirán luego de esta pandemia.
En conclusión, en México faltaba solo un pequeño soplo para evidenciar el lamentable estado de las cosas. En lugar de ese soplo, vino un huracán que sacudió todo el sistema. El tornado sanitario evidenció nuestras debilidades pero, sobre todo, nuestras fortalezas como país y como comunidad universitaria. Estoy orgullosa de las generaciones que han formado parte de este periodo difícil. Por mi parte, estoy segura de que enfrentaré con éxito el desafío de la transición de la universidad al mundo del trabajo. Estoy segura de estar en el lugar correcto, en el momento adecuado. (Silva Cervantes, 2021).
Relatos sobre vivencias más allá de los lugares comunes; una construcción narrativa de las y los jóvenes, frente a una pandemia que a todos tomó por sorpresa. Son, en más de un sentido, parte de esa generación que egresa de las universidades o que hace sus estudios en medio de esta pandemia. Jóvenes que deciden sus rutas de futuro entre confinamientos obligados o voluntarios; entre restricciones a la movilidad y nuevas cepas del virus. Como es natural, las y los estudiantes y egresados muestran una gran preocupación por el futuro. No saben cómo será su transición de la universidad al mundo del trabajo. También salen a relucir las brechas de conexión a Internet y más todavía, las enormes asimetrías de acceso a dispositivos digitales. Hay pobreza en muchos de los hogares. Si a esto se le agregan los problemas de desempleo que la pandemia agravó, la combinación no es buena.
En septiembre de 2020 dentro de mi familia hubo un contagio grave, mi papá enfermó y sin darnos cuenta, nos contagió a todos. Por poco no la librábamos. Fue una época difícil. Hasta ahora he sacrificado muchas cosas por seguir en la universidad. Espero, con todo mi ser, que en un par de años este esfuerzo haya valido la pena (Velasco, Salomé, 2021).
A manera de conclusión
Creo, con toda convicción universitaria, que se debe reconocer el enorme esfuerzo de las y los jóvenes para que el proceso educativo durante la pandemia no fracasara. Muchos estudiantes, hombres y mujeres, ayudaron a sus familias en medio de una pandemia que quitó el trabajo y, a veces, lamentablemente también la vida, a sus padres. Ingresaron a temprana edad al mercado laboral y dieron lo mejor de sí tanto en sus ocupaciones productivas como académicas. Estos jóvenes son, en más de un sentido, los actores principalísimos de esta gran crisis que les demandó y les demanda aún mucha fortaleza, disciplina y una enorme solidaridad. No es la generación del confinamiento, es la generación de la adversidad, y la generación del futuro.
*Gerardo Nieto es doctor en Economía por la UNAM, con posdoctorado en el Instituto de Investigaciones Económicas.
Forrester, V. (1997), El horror económico. México, FCE. Colección Sociología, 166 pp.
Martínez, Laguna, M. (2021), “La Covid-19, mi educación y mi proceso de elección de carrera”, en Testimonios de universitarios sobre el impacto de la Covid-19 en su educación. México, DGOAE-UNAM, 39 pp.
Reyes Silva, M.A. (2021), “La pandemia y sus efectos sobre mi educación y trabajo”, en Testimonios de universitarios sobre el impacto de la Covid-19 en su educación. México, DGOAE-UNAM, 39 pp.
Rifkin, J. (2000), La Era del Acceso: La Revolución de la Nueva Economía. Barcelona: Paidós.
Silva Cervantes, A. P. (2021), “La crisis sanitaria”, en Testimonios de universitarios sobre el impacto de la Covid-19 en su educación. México, DGOAE-UNAM, 39 pp.
Taibo, C. (2020), ¿Qué es ser de izquierda hoy?, Madrid, Los libros de la Catarata, segunda edición. 209 pp.
Velasco Salomé, A. S. (2021), “Mi educación en tiempos de Covid”, en Testimonios de universitarios sobre el impacto de la Covid-19 en su educación. México, DGOAE-UNAM, 39 pp.