El Instituto Cervantes es la institución del Estado español dedicada a la promoción universal de la enseñanza, el estudio y el uso del idioma español, así como a contribuir a la difusión de las culturas hispánicas en el mundo. En el amplio proyecto de internacionalización de la Universidad Nacional Autónoma de México, España ocupa un lugar señalado en virtud de los lazos históricos compartidos, así como por la intensidad de los vínculos académicos que guarda con el conjunto de Instituciones de Enseñanza Superior.
En este marco, el Instituto Cervantes y la UNAM han establecido una relación estratégica, cada vez mayor y más activa, que se refleja en gran cantidad de actividades y proyectos conjuntos de largo aliento y en el hecho de que el Centro de Estudios Mexicanos de la UNAM en España se encuentra alojado, precisamente, en las instalaciones de esta prestigiosa institución española.
Para conversar sobre el impacto de la pandemia de COVID-19 sobre las actividades de Internacionalización y sus perspectivas, nuestro querido Rafael Soriano Ortiz, director de Relaciones Internacionales del Instituto Cervantes, nos recibe y al calor de una taza de café accede a compartirnos sus reflexiones sobre este tema que toca tan de cerca a ambas instituciones.
Rafa querido, mil gracias por recibirnos. Sé que eres una persona muy ocupada y por ello, si me lo permites voy directo al grano. ¿Cuáles son las principales afectaciones que registra el Instituto Cervantes sobre el alumnado y sobre el claustro docente en términos académicos y psicológicos?
Cuando a principios de 2020 nos vimos obligados a suspender la actividad académica y cultural de nuestros centros en China e Italia, lejos estábamos de imaginar lo que iba a suceder en los meses siguientes. Enseguida, la pandemia de COVID-19 forzó la paralización de toda actividad presencial de la red global de centros del Instituto Cervantes, incluyendo también a nuestra sede central en Madrid. La grave crisis sanitaria se convirtió, a escala planetaria, en una crisis económica, social y cultural sin precedentes.
En un primer momento, la pandemia obligó a suspender todas nuestras clases, las pruebas de certificación lingüística de las que es responsable el Instituto Cervantes, así como la programación cultural prevista. Obligados por la excepcionalidad de la situación, centros como el de Nueva Delhi tuvieron incluso que ser acondicionados, aunque fuera solo por unas semanas, como refugio de turistas españoles atrapados en India y pendientes de su repatriación a España.
Luego de poner en marcha las medidas sanitarias de urgencia que garantizaran la adecuada protección de nuestros trabajadores y alumnos, nuestra principal preocupación fue tratar de mantener nuestra actividad abierta durante un tiempo, aunque incierto, y en condiciones que variaban sensiblemente de un país a otro. En circunstancias muy complejas y en un tiempo récord, los centros del Cervantes convirtieron su oferta académica presencial en cursos en línea, y su programación cultural en contenidos digitales. Se reforzaron también, especialmente desde nuestra sede, las tareas de comunicación e información de forma que se transmitiera a nuestros alumnos y al público en general la idea de que el Instituto cerraba su actividad presencial pero continuaba abierto y operativo a través de canales digitales.
Cuéntanos, por favor, ¿cuáles han sido los mecanismos desarrollados por el Instituto Cervantes para administrar esta situación?
A medida que se iba produciendo el cierre de los centros, la adaptación al formato de aprendizaje en línea se benefició de los materiales digitales de los que ya disponía el Instituto, principalmente los cursos de la plataforma Aula Virtual del Español (AVE Global). El Instituto facilitó a los alumnos que vieron interrumpidas sus clases el acceso gratuito a cursos AVE, y fue más fácil el tránsito de lo presencial a lo virtual en aquellos países donde existía una mayor facilidad de acceso a Internet. A modo de ejemplo, entre marzo y abril de 2020, cerca de 30 mil alumnos siguieron sus cursos de español a través de nuestras plataformas digitales, cifra que representa un 2600 por ciento¿? de incremento de licencias digitales en relación con las que se expidieron a lo largo de todo el 2019. Estas clases obligaron a movilizar a más de dos mil tutores en un esfuerzo colosal por parte de nuestra comunidad académica para adaptarse a las necesidades que imponía la emergencia sanitaria.
Fue mucho más difícil reorganizar los exámenes de certificación gestionados por el Instituto. La naturaleza de estos procesos, necesariamente presencial, supuso durante gran parte de 2020, la suspensión de las convocatorias anunciadas. A lo largo de los meses, y en función de las condiciones de la pandemia en cada país, se han ido reorganizado los calendarios de exámenes y adoptando medidas de flexibilización de la política de precios y descuentos que permitieran facilitar el interés de los alumnos en la realización de las pruebas. Obviamente, en aquellos lugares donde los exámenes ya han podido volver a convocarse a lo largo de 2021 se han llevado a cabo, adoptando todas las medidas de higiene y protección que hagan segura para alumnos y profesores la realización de las pruebas.
En lo que se refiere a nuestra actividad cultural, toda la programación prevista tuvo que ser cancelada o reprogramada. Ante la anulación de los actos presenciales, fue preciso diseñar una programación alternativa para intentar mantener en formatos digitales la calidad e idoneidad de la actividad presencial. Se dio prioridad a la promoción de colaboraciones con artistas locales y al apoyo a la reactivación del tejido cultural local. En un marco de crisis global se lanzaron proyectos solidarios como la oferta gratuita de audiolibros para hospitales públicos o actividades de apoyo y promoción en favor de los trabajadores del sector cultural. El confinamiento animó a lanzar campañas digitales de apoyo a la lectura y a la música, además de aprovechar dichos canales para ofrecer contenidos culturales que abarcaron disciplinas como el teatro, el cine o la danza. Igualmente, se impulsó la biblioteca electrónica del Instituto que cuenta con 14 mil libros electrónicos, 480 audiolibros, más de 40 bases de datos, además de albergar el Club de Lectura Virtual. Los usuarios se triplicaron y las descargas aumentaron un 380 por ciento¿?.
Imagen: Centro de Estudios Mexicannos UNAM-España
La extraordinaria respuesta de los trabajadores del Instituto y la complicidad de nuestros alumnos y del público general en estos meses de lucha contra la pandemia ha sido fundamental para amortiguar las dramáticas consecuencias de la situación. Pero, a pesar de ese esfuerzo, y como ha sucedido con muchas de nuestras instituciones homólogas en la Unión Europea, no se ha podido evitar que el impacto económico de esta etapa esté siendo muy duro. En el caso del Instituto Cervantes hay que tener en cuenta que cerca del 50 por ciento de su presupuesto depende de la generación de ingresos por su actividad académica y certificadora. El tránsito de la enseñanza presencial a la virtual no es suficiente para cubrir los ingresos esperados con la matriculación de alumnos en clases presenciales, y la suspensión generalizada de las pruebas de certificación lingüística ha privado al Instituto de unos ingresos imprescindibles para el sostenimiento de su actividad y de su red de centros. A corto plazo, se ha aplicado una política de contención del gasto, para compensar la merma considerable de los ingresos que habían sido presupuestados. Tales medidas de contingencia han afectado a nuestra programación cultural y obligado a reordenar nuestras prioridades y su correspondiente cronograma de ejecución.
La dificultad máxima para todos es no saber hasta cuándo será preciso mantener estas orientaciones diseñadas para hacer frente a la pandemia y cuál será la situación, principalmente en términos presupuestarios, con la que vamos a encontrarnos una vez que podamos decir que hemos dejado atrás la emergencia sanitaria
Rafa, supongo que, como ha sido el caso para la UNAM, para el Instituto Cervantes el ámbito tecnológico ha sido tanto un reto como una ventana de oportunidad. ¿Qué papel ha desempeñado en el Instituto Cervantes la tecnología para garantizar la comunicación y la docencia sin menoscabo de la calidad?
En el momento de escribir estas líneas, la mayoría de los centros del Cervantes han retomado, con limitaciones, su actividad presencial. Estos meses de lucha contra la pandemia, han puesto a prueba la implicación y la capacidad de adaptación de los equipos humanos del Instituto. De manera generalizada, se ha llevado a cabo una transición vertiginosa al ámbito digital. Con lo que ha quedado patente el potencial de lo no presencial, que antes era sólo complementario a la actividad del Instituto. Esta transición tecnológica no es sólo una respuesta a la crisis, sino que ha llegado para quedarse.
Algunos de estos cambios, fundamentalmente en el ámbito digital, no son algo nuevo como demuestra el hecho de que, como muchas otras instituciones de nuestro entorno europeo, el Cervantes ya disponía de plataformas digitales de enseñanza. Lo que sí es nuevo y consecuencia directa de la pandemia es la extraordinaria aceleración de determinados procesos de cambio que, en otras circunstancias, hubieran necesitado años para su consolidación. Esta conclusión es especialmente válida para la transición tecnológica que vivimos y que resulta clave para el futuro de nuestra institución.
¿Crees posible un regreso al status quo anterior a la pandemia? En cualquier hipótesis ¿cuáles serían, en tu opinión, los elementos de continuidad y cuáles los de ruptura en ese sentido?
El paso a lo digital nos deja en estos meses con algunas valoraciones preliminares. De entrada, ha quedado patente la urgente necesidad de reforzar las competencias digitales de nuestro profesorado y del personal en general, así como mejorar los materiales que el nuevo medio virtual exige. En estos meses, y de manera acelerada, se han desarrollado programas específicos de refuerzo de las competencias digitales de los profesores de español como lengua extranjera (ELE). Por otro lado, para una institución de diplomacia cultural como el Cervantes, la apuesta por lo digital debe convivir con las tareas sustantivas de terreno. Tanto en nuestra labor académica como, muy especialmente, en el desarrollo de nuestra acción cultural, la actividad presencial que lleva a cabo nuestra extensa red de centros aporta unos intangibles imprescindibles para el cumplimiento de nuestros objetivos, en favor de la co-creación, la cooperación cultural y el impulso al diálogo de abajo a arriba.
Lo digital también va a suponer un nuevo prisma desde el cual abordar el progresivo crecimiento de nuestra red global. Si previamente las limitaciones presupuestarias suponían un freno casi insalvable a nuestros deseos de estar presentes en determinadas regiones, la perspectiva de crear centros virtuales nos abre inmensas posibilidades. Ahora bien, esas opciones deberán también acompasarse con la recuperación de nuestros proyectos más emblemáticos de presencia en determinados países. Aunque la pandemia condicione nuestros cronogramas, la apertura de centros presenciales debe seguir adelante en consonancia con la importancia creciente del español y de la cultura en español en el mundo.
En definitiva, la apuesta para los próximos años, tanto académica como culturalmente, debe desarrollarse a partir de opciones híbridas que permitan combinar las autopistas digitales con la diplomacia cultural de nuestros centros sobre el terreno. En el plano presupuestario, la mejor noticia en el momento actual es pensar que el bache que atravesamos es solo coyuntural y que tan pronto vayamos dejando atrás a la COVID-19, o aprendiendo quizás a convivir con ella gracias a la vacunación generalizada, todas las razones que daban fortaleza a nuestro idioma y a nuestra cultura seguirán siendo tan válidas como siempre. La comunidad hispanohablante continuará creciendo, el valor económico del español seguirá aumentando, nuestras industrias culturales estarán cada vez más presentes en el mundo y el español se abrirá camino en los ámbitos científico y tecnológico, dimensiones esenciales para garantizar su estatus como lengua global.
Concretamente en el ámbito de tu responsabilidad, ¿cómo se ha reflejado esta problemática general en el trabajo específico de internacionalización en el IC?
En los próximos meses España, como la mayoría de los países de la comunidad internacional, deberá poner en marcha un gran programa de recuperación económica y social del que también la cultura debe formar parte.
A pesar de que solemos reconocer en la cultura aquello que nos define como seres humanos, no siempre se nos ocurre mirar a la cultura como sector de actividad económica. EUNIC, la red de institutos nacionales de cultura de la UE, recordaba en una declaración hecha en junio de 2020 que el sector cultural da empleo a casi 9 millones de personas (más del doble de lo que emplea el sector de la automoción), que representa el 4.2 por ciento del PIB comunitario. La cultura y las industrias culturales crean empleo y favorecen la competitividad por lo que ahora deberían también jugar un papel relevante en los esfuerzos de recuperación económica, y como también subrayaba la declaración de EUNIC, nuestra participación activa en la vida cultural (desde leer un libro, a ir al teatro o escuchar música) contribuye de manera decisiva a nuestra salud y bienestar, bienes hoy más apreciados que nunca. Con esta defensa del sector cultural, tan duramente afectado por la crisis, las instituciones que integramos la red de EUNIC hemos querido reivindicar la importancia de que las administraciones nacionales de las que dependemos, así como las instituciones comunitarias, apoyen con nuevos recursos financieros nuestros esfuerzos para hacer frente a la crisis y para adaptarnos a los retos pos-COVID.
El Instituto Cervantes es una de las entidades que se beneficiarán de fondos europeos del plan de recuperación de la UE. Nuestras propuestas dirigidas a la transformación digital permitirán abordar adecuadamente el reto de estar preparados para el mundo pospandemia.
¿Cuáles serían las consideraciones prospectivas del Instituto Cervantes en cuanto al futuro inmediato de la internacionalización?
El Instituto Cervantes nació en 1991 con la vocación de convertirse en el buque insignia de la acción cultural de España en el exterior. Bajo la dependencia del Ministerio de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación, en sus ya treinta años de existencia el Instituto ha logrado tejer una extensa red de 86 centros presentes en 45 países de los cinco continentes. Desde los centros, y bajo la coordinación y apoyo de la sede central, se impulsa la enseñanza del español y se difunde la cultura española y la cultura en español en el mundo. La aceleración de la transición digital será un elemento que nos permitirá fortalecer la internacionalización de nuestra labor.
Por otro lado, el trabajo del instituto se complementa con su activa participación en redes internacionales de diplomacia cultural, como la ya citada EUNIC o como la Red CANOA, iniciativa más reciente para la internacionalización de la cultura en español. Estas redes suponen reconocer la importancia de promover conjuntamente las relaciones culturales internacionales. Instituciones, como las que integramos EUNIC o CANOA, no deben ser percibidas como competidoras entre sí sino como aliadas en la defensa del plurilingüismo y de la promoción cultural como valores esenciales de la acción exterior.
El director del Instituto Cervantes, el poeta y académico Luis García Montero, subraya siempre en sus intervenciones que la lengua española debe ser un instrumento de seducción democrática, un puente de diálogo y de valores. En una de las campañas que pusimos en marcha en esta dura etapa aprovechamos un verso de Joan Margarit, “la libertad es una librería”, para resumir esta forma de pensar. Queremos que la actividad del Instituto impulse espacios de entendimiento y promoción de valores democráticos; lugares de defensa de la igualdad de género o del medio ambiente, en los que las lenguas y la difusión de la cultura se perciban como algo que une y no como algo que separa. No es extraño que en estos meses de confinamiento haya sido posible lanzar, junto con aliados de países hispanohablantes, tanto gubernamentales como académicos, la ya mencionada Red CANOA, que persigue desarrollar acciones conjuntas con las que internacionalizar la cultura en español en países no hispanohablantes. La crisis no debe conducir a la tentación de construir sociedades más cerradas sino precisamente a fortalecer el diálogo intercultural, apostando por una mayor cooperación internacional. Entre las prioridades que el Cervantes se ha fijado para los próximos años está también, además de su activo compromiso con redes como EUNIC y ahora CANOA, la necesidad de desarrollar marcos de colaboración con entidades homólogas de otros países. Sólo así podremos beneficiarnos de las ventajas que suponen la movilidad internacional, el intercambio de experiencias y la coordinación de estrategias. Vivimos tiempos desafiantes, llenos de incertidumbre, pero también de oportunidades que debemos saber aprovechar.
Has sido muy generoso con tu tiempo, querido Rafael. Para terminar, permíteme una última pregunta: ¿Qué espera el Instituto Cervantes de un socio como la UNAM?
El Instituto Cervantes y la UNAM son instituciones socias, amigas y aliadas. Son incontables las iniciativas conjuntas que, tanto en el plano académico como cultural, hemos puesto en marcha en los últimos años. Baste quizás solo apuntar el proyecto SIELE de certificación lingüística o el lanzamiento de la Red CANOA, junto al Instituto Caro y Cuervo de Colombia y el Centro Cultural Inca Garcilaso de Perú.
Esta relación de complicidad debe continuar y, si cabe, fortalecerse en favor de nuestros objetivos compartidos de promover la lengua española en el mundo, así como de difundir la riqueza de la diversidad cultural que caracteriza a la comunidad hispanohablante. Juntos llegamos mejor y más lejos.
Compartimos una visión de la globalización abierta y solidaria, comprometida con los desafíos globales y constructora de diálogos y consensos. Apostamos por la defensa de un compromiso de lo público en favor del sector cultural y de la cultura como parte fundamental de los esfuerzos en curso para recuperarnos de las consecuencias de esta devastadora etapa.
Muchas gracias, Rafa. Como siempre, ha sido un placer.
Rafael Soriano Ortiz es director del Instituto Cervantes, Madrid, España.
El Dr. Andrés Ordóñez es ensayista, fotógrafo y poeta; ex director del Centro de Estudios Mexicanos de la UNAM en España.